Un imperativo social
Las empresas han descubierto hace poco tiempo que la incorporación de la mujer en sus estructuras les permite mejorar su factor humano de eficacia. Pero este proceso, afirma la autora, está aún demasiado limitado, por lo que las instituciones públicas deben fomentar la integración de la mujer en el entorno socio-político.
La aprobación en el 31º Congreso del PSOE de una reforma de sus estatutos estableciendo una cuota de mujeres no inferior al 25% en sus órganos de dirección y decisión, así como en las listas de candidatos a las elecciones legislativas, autonómicas y locales, tiende a incrementar el grado de participación de la mujer en los estamentos del poder político. La oportunidad de esta medida debe valorarse en el marco de la importante transformación sociocultural que viene produciéndose en nuestro país como consecuencia de la progresiva incorporación de la mujer al mundo laboral, y, dentro de él, a puestos del mayor nivel de responsabilidad. Así, la contratación de mujeres para cargos directivos es noticia ya cotidiana en la Prensa especializada, campo en el que han sido pioneras las empresas extranjeras, que han sabido descubrir, en tal sentido, una fuente inexplotada en nuestro país.
1. Los factores principales del proceso de integración laboral de la mujer:
Como factor principal debe destacarse la mayor predisposición mostrada por la mujer a incorporarse al mercado de trabajo, con un crecimiento rápido de la tasa de actividad femenina y un acceso a mayores niveles de capacitación. Entre la población de menos de 29 años, el número de mujeres con estudios superiores es incluso algo mayor que el de hombres: 134.300 frente a 129.900 (1).
Un segundo factor viene determinado por los niveles crecientes de competencia a que se enfrentan los procesos productivos de nuestro país, una vez ya en el seno del marco comunitario. Ello recaba la plena utilización del capital humano disponible en un proceso conducente a reducir la infrautilización a que viene estando sometida la capacidad intelectual de la mujer en España. Tal circunstancia es particularmente grave en una coyuntura histórica como la actual, en la que las empresas europeas son conscientes de la necesidad de hacer uso de lo que es su gran ventaja competitiva en el orden internacional: el cerebro humano, la inteligencia.
En las distintas ponencias presentadas en el seminario recientemente celebrado sobre La carrera profesional de las mujeres directivas en España (2) se ha podido observar que los análisis de comportamiento realizados, tanto en el seno de grandes empresas como por profesionales independientes expertos en la selección de personal, arrojan para la mujer una mayor capacidad de organización, de comunicación y de trabajo en equipo, aspectos todos ellos relevantes en la moderna definición de liderazgo.
Estrategia empresarial
Por lo demás, el proceso se autoalimenta: a medida que la mujer se vaya integrando en el mundo del trabajo irá adquiriendo una mayor independencia económica, conformando una nueva demanda de bienes y servicios que las empresas sólo se encontrarán en condiciones de satisfacer si incorporan la psicología femenina a sus filas de directivos. Como ejemplo de esta tendencia incipiente basta observar que no hay agencia de publicidad que no cuente entre sus principales directivos con una mujer.
Un tercer factor coadyuvante al proceso de equiparación profesional de la mujer viene determinado por la importancia creciente que el factor humano está adquiriendo en el marco de la estrategia empresarial (3). En este sentido habría que subrayar los aspectos recogidos por la tercera conclusión formulada por el seminario sobre Valores emprendedores y comportamiento estratégico (4): "Las empresas no son sólo el centro donde se organiza la producción y se consiguen beneficios, sino también lugares donde se desarrollan nuevos sistemas para realzar el valor del trabajo humano: son, por consiguiente, centros de cultura. Por tanto, existe una conexión muy íntima entre los valores de la empresa como foco de innovación y los valores de toda una sociedad en un momento dado". Existe plena conciencia de que la profundización de la democracia, a todos los niveles (familiar, institucional, social), requiere de la plena equiparación laboral (profesional) entre el hombre y la mujer. La responsabilidad atribuida a la empresa en este campo es muy importante, deduciéndose que de las relaciones de igualdad o desigualdad entre el hombre y la mujer que en ella se establezcan se inferirán semejantes normas de comportamiento en los restantes ámbitos de la vida social y familiar.
Más reciente es, en este orden de ideas, la preocupación surgida en tomo a la relación existente entre las circunstancias familiares y el comportamiento laboral. Ello apunta a una responsabilidad social de la empresa más amplia que la que se deriva de la legislación laboral estricta, y conduce a posibilitar a los trabajadores el cumplimiento de sus deberes respecto a la educación de sus hijos y al conjunto de las tradicionales cargas familiares que, hasta el presente, recaían en exclusiva sobre la mujer. Es evidente que estos planteamientos están abriendo paso a la plena equiparación de la mujer en el seno de la empresa.
2. Correlación en la integración política. La transformación sociocultural que este fenómeno conlleva no ha podido por menos que tener su correlación en los restantes ámbitos de la vida social: educación, sanidad, justicia, donde se han dado grandes pasos en los 10 últimos años. En consecuencia, la mujer aspira, en lo que es un proceso natural, a alcanzar la representatividad política que su papel en la sociedad justifica.
'El factor humano'
Es evidente que en lo relativo al primer factor, que aquí se mide por la tasa femenina de afiliación política (como correlativo allí de la tasa de actividad), es aún particularmente bajo. Así, el partido del Gobierno declara, para enero de 1988, un 16,5% de militancia femenina. Este porcentaje supone la mitad de lo que la población activa femenina representa sobre la población activa total (33,5%. en septiembre de 1987). Las distancias, no obstante, se van acortando: en 1981, la militancia femenina en el PSOE suponía el 9,4%, es decir, del orden de sólo un tercio del porcentaje que la población activa femenina representaba sobre la población activa total (28,8%) (5). Este aspecto pone de relieve algo verdaderamente trascendente: que la predisposición a la actividad política en la mujer se ha desarrollado, en los últimos años, con mayor celeridad incluso de lo que ha crecido su tasa de actividad.
En lo concerniente a los restantes factores centrados en la infrautilización de la capacidad intelectual de la mujer y en la ineludible responsabilidad de las instituciones públicas en tanto centros de difusión cultural, puede afirmarse que adquieren en la consideración de la participación política de la mujer tanto, si no más valor, que en relación con su incorporación laboral.
Cabe afirmar, en consecuencia, que cualquier medida que tienda a favorecer la mayor integración profesional y política de la mujer actuará a favor del progreso de la historia, a favor de un nuevo sistema de relaciones sociolaborales y políticas que se apunta ya, en los albores del siglo XXI, como aquel que puede alcanzar a compatibilizar los modos racionalistas de producción capitalista con el sentido humanista y la vertebración política que va informando progresivamente nuestro entorno. Un sentido humanista presente ya hoy en la mayor valoración adquirida por el factor humano como elemento de dinamización de la sociedad y que necesariamente habrá de sentar las bases para la plena integración de la mujer en todos los ámbitos de la vida social.
1. EPA. Tercer trimestre 1987. INE.
2. Semanario promovido por la Comisión Asesora para el Desarrollo de los Recursos Humanos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en colaboración con el Instituto de la Mujer, celebrado en Madrid el 20 de enero de 1988.
3. Maurice Bommensath, Manager l'inteligence de votre entreprise. Editions Organisations. París, 1987.
4. Seminario organizado por la universidad Bocconi de Milán en junio de 1987.
5. De forma similar ha evolucionado la militancia femenina en el conjunto de los partidos del espectro político. Véase Situación social de la mujer en España. Ministerio de Cultura. Diciembre de 1986.
es consejera delegada del grupo parabancario de Caja Postal.
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