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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

José Francisco Alonso hizo buena música

Inaugurado este I Ciclo de Pianistas Españoles por Ramón Coll y proseguido por Josep Colom, a la actuación del mallorquín y del barcelonés siguió ante ayer la del cántabro José Francisco Alonso.Característica de todos los programas es el cultivo del gran repertorio virtuosístico: Ravel, Raclimaninof, Liszt, Beethoven, Mozart, Schumann, Scriabin, Chopin, Schubert, Franck, Debussy y un solo título español: La fantasía bética, de Manuel de Falla. Sin duda, los promotores de la serie se dirigen a un público amplio y popular cuya respuesta positiva quedó clara en el recital de José Francisco Alonso.

Discípulo de Julia Parody en Madrid, Alonso perfeccionó sus estudios en Roma con Carlo Zecchi, en París con Magda Tagliaferro, en Munich con Wührer y, sobre todo, en Austria, con Wilhelm Kempff. Largos años de residencia vienesa han definido el estilo del concertista santanderino. Claro, nítido y bien estilizado en Mozart; intenso y apasionado en Schumnann; claramente heredero de Kempff, pero con el oído indudablemente abierto a la manera de Rubinstein, en Chopin, y exuberante sin excesos en Scriabin.

José Francisco Alonso

Aula de Cultura de la Comunidad de Madrid. Ciclo de Pianistas Españoles. Obras de Mozart, Schumann, Scriabin y Chopin. Teatro Albéniz, 16 de febrero.

Creo sinceramente que Alonso luchó un tanto con las características del gran cola Kawai, un tanto blando en el registro grave y no demasiado brillante en el agudo, aunque su zona central permita la consecución de bellas sonoridades y resonancias. Por otra parte, el sonido no corre bien en el teatro Albéniz y quizá sería aconsejable cubrir el foso de la orquesta a la hora de los recitales.

Aunque algún pasaje quedase levemente oscurecido y el pedal no resultase lo necesariamente ágil, José Francisco Alonso hizo, a lo largo de su comprometido programa, buena música, con contrastes dinámicos preciosos -como en la Sonata en si menor, de Chopin- y elevada línea cantabile. Y es que Alonso me parece un pianista hondamente arraigado en el romanticismo europeo, lo que demostró ampliamente en su imaginativa interpretación de la Kreisleriana, de Schumann.

Todo el repertorio fantástico, vario en carácter y escritura, lírico y dramático, ensimismado o extrovertido, circula por las ocho piezas que componen la Kreisleriana. Los aplausos obligaron a Alonso a diversas propinas (Granados, Mozart, Chopin).

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