Mision militares en Europa
LA OTAN ha aprobado por consenso la propuesta oficial del Gobierno español sobre su aportación militar a la Alianza. Se abre así el proceso de integración más importante, desde el punto de vista operativo, en la Afianza Atlántica. En el terreno político, la unánime aceptación por los aliados de la propuesta española satisface al Gobierno, porque la fórmula elegida es propia, y no impuesta o sugerida por terceros. De hecho, contiene aspectos claves no pertenencia a la estructura militar integrada o negativa a que unidades españolas actúen bajo el mando de Gibraltar- que la mayoría de los aliados habrían preferido obviar.La propuesta ya había sido explicada hace meses a los aliados y ningún país expresó disconformidad alguna, por lo que el consenso final no halorprendido. Pero ha supuesto la comprobación internacional de que las tesis españolas -como ocurrió en su día con la retirada de los F-16 norteamericanos de Torrejón- son respetadas en foros de alto nivel.
El documento aceptado por la OTAN es breve y básicamente contiene una relación de las seis misiones globales que España se propone desempeñar en el seno de la Alianza. Estas misiones ya fueron expuestas hace meses por el ministro de Defensa en el Congreso de los Diputados, lo que hace absurdo el secretismo que ha rodeado el texto. Las misiones propuestas por España son "la defensa del territorio nacional estricto; la defensa aérea y control del espacio aéreo; el control del estrecho de Gibraltar y sus accesos; operaciones aéreas y navales en el Atlántico oriental; operaciones aéreas y navales en el Mediterráneo occidental; la utilización del territorio español como área de tránsito o de apoyo, o de logística de retaguardia en el planeamiento afiado".
Son las misiones lógicas que pueden desarrollar las fuerzas españolas, aunque en coordinación con las aliadas. Y lo son porque, desde un punto de vista militar, afectan al espacio de interés geoestratégico español. Sin embargo, la sexta y última misión propuesta es tan amplia, vaga y difusa que no puede menos que originar reticencias. Así formulada parece dar un cheque en blanco a la Alianza. La desconfianza no desaparecerá hasta que el Gobierno español concrete en qué condiciones podrán utilizar las tropas y países aliados el territorio nacional.
El hecho de que el mismo documento presentado a la OTAN haga constar que las fuerzas españolas no actuarán bajo el control operativo del mando aliado en Gibraltar (Gigmed) indica que el Gobierno no ha querido desperdiciar la ocasión para subrayar de nuevo la anacránica situación colonial de la Roca. Es precisamente ese problema el que fue destacado hace años por algún miembro del Gobierno como el principal inconveniente político para un mayor grado de integración de España en la OTAN. De hecho, el desarrollo de algunas misiones militares propuestas por España -como el control de Gibraltar o las operaciones navales en la zona- chocarán ineludiblemente con el problema político que supone la presencia mifitar británica en la Roca.
La dimensión internacional de la política de defensa española no se agota, sin embargo, en el marco de la Alianza Atlántica, sino que puede ahora contribuir a crear un auténtico pilar europeo dentro de la OTAN. Las circunstancias principalmente las dificultades económicas de EE UU, las dudas sobre la garantía nuclear norteamericana y la distensión entre el Este y el Oeste- están modificando el esquema defensivo para los europeos. En este panorama de dudas e iniciativas se enmarcan los intentos españoles de acercarse a lo que está ocurriendo en Europa para lograr un mayor peso, ya sea con aportaciones como una unidad paracaidista destinada a intervenir junto a tropas francesas o franco-alemanas, o los acuerdos aeronavales que se firmarán próximamente con Italia y Francia. Europa se va haciendo adulta. Y esta vez, España con ella.
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