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Un comisario de policía, asesinado a tiros por dos delincuentes que le atracaron cuando volvía a su casa

El comisario de policía Gregorio García González, de 57 años, resultó muerto en la madrugada de ayer al recibir dos impactos de bala a manos de dos individuos que intentaron atracarle en la confluencia de las calles de Orense y Huesca, en el distrito de Tetuán. El funcionario ejercía el cargo de comisario de servicios de la Brigada Judicial de Madrid, donde llevaba destinado 27 años. García Gómez era padre de un hijo y dos hijas, una de las cuales está casada con el dibujante José Luis Gallego. La policía sospecha que los homicidas, que huyeron en un Seat 131, son drogadictos.

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Los compañeros le llamaban Goyito

El comisario Gregorio García González había salido de las dependencias de la Brigada Judicial, en el viejo caserón de la Puerta del Sol, y regresaba, sobre las dos de la madrugada de ayer, a su domicilio, en la calle de Hermanos Gárate, número 1, piso noveno C.García había supervisado los servicios dispuestos en Madrid para prevenir la delincuencia, y es posible que al circular por la calle de Orense, muy cerca de su casa, advirtiese la presencia de algún sospechoso. Decidió avisar a la emisora del 091 y se introdujo en una cabina telefónica situada en la esquina de la calle de Orense con la de Huesca.

La policía cree que el comisario no había llegado a depositar las monedas en el teléfono cuando fue asaltado por dos individuos que habían descendido de un automóvil Seat 131 de color azul cobalto, con una franja blanca pintada cerca del maletero. En los asientos traseros del vehículo se quedó un tercer delincuente, encargado de vigilar para evitar sorpresas.

Los encargados de la investigación sospechan que los dos desconocidos sorprendieron al comisario, al que, a punta de navaja, le exigieron la entrega inmediata del dinero que llevase encima. El veterano policía que era cinturón marrón de karate, intentó desarmar a los atacantes, a la vez que empuñaba su revólver reglamentario. Los dos sirleros (atracadores con navaja) se enzarzaron en una pelea cuerpo a cuerpo con el comisario y lograron derribarlo al suelo. A continuación, uno de los agresores cogió el arma del funcionario y efectuó dos disparos cuando éste estaba caído en la acera a un metro de la cabina telefónica.

El forcejeo entre la víctima y sus agresores, así como las dos detonaciones, atrajeron la atención del vigilante jurado Jorge P. M., empleado de la empresa Transportes Blindados, que se hallaba prestando servicio en el centro de datos de la Compañía Telefónica, situado en la finca número 48 de la calle de Orense. Dicho vigilante y otro compañero salieron al exterior del edificio y trataron de auxiliar a la víctima, que sangraba abundantemente por el vientre.

Un tiro al aire

El jefe de seguridad del centro de la Telefónica ha explicado: "Los asesinos cogieron el revólver del comisario y huyeron a toda velocidad en el coche. Uno de los vigilantes efectuó un disparo al aire para intimidarles. Pero ellos aceleraron por la calle del General Yagüe".La dotación de un coche patrulla de la Policía Nacional trasladó al comisario al hospital de la Cruz Roja, "cuando uno de los vigilantes comprobó que no estaba muerto, ya que había movido los párpados", según el responsable del servicio de seguridad de la Telefónica.

García González ingresó en el hospital de la avenida de la Reina Victoria con "shock hipovolémico y parada respiratoria como consecuencia de dos heridas de bala en el abdomen" según fuentes médicas. Los facultativos de guardia extrajeron a la víctima uno de los proyectiles y le aplicaron mecanismos de reanimación, pero todo resultó inútil.

Fuentes de la Jefatura Superior de Policía indicaron que el funcionario murió por dos impactos de bala disparados con su propio revólver, del calibre 38. Uno de los proyectiles le penetró por el costado derecho, y el otro, por la región lumbar.

Inspectores del Grupo de Homicidios realizaron la primera inspección ocular en el lugar del crimen, mientras que los funcionarios del Gabinete de Identificación comprobaron si los agresores habían dejado huellas dactilares en los cristales de la cabina telefónica.

El comisario Manuel Prieto Montero, jefe de la Brigada Judicial, ha encargado las pesquisas del caso a los inspectores de uno de los grupos antiatracos de dicha unidad. Esto hace pensar que la policía está convencida de que el móvil del asesinato fue el robo, y por tanto descarta otras hipótesis.

La zona donde se produjo el homicidio, cerca de la plaza de Sor Ángela de la Cruz y la calle del Capitán Haya, es un centro de reunión nocturna de prostitutas y drogadictos. Esto induce a sospechar que los autores del crimen sean toxicómanos que necesitaban dinero para inyectarse un pico de heroína.

Los asesinos no llegaron a apoderarse de la cartera ni otros efectos personales del comisario, ya que, tras efectuar los disparos, salieron huyendo a toda prisa, según han informado fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

Entre los funcionarios de la Brigada Judicial -los mismos que hace una semana detuvieron a los dos presuntos autores del triple crimen de la calle del Alcalde Sainz de Barandahabía ayer gran consternación. Un funcionario de la citada brigada explicó que, además del asesinato del comisario García, "se da la circunstancia de que el inspector Antonio Cobos Arguijo resultó muerto en accidente de tráfico el 9 de febrero del año pasado, cuando regresaba a Madrid tras intervenir en una importante operación antidroga".

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