Waldheim sume a Austria en el caos
ENVIADO ESPECIALEl presidente Kurt Waldheim ha sumido a Austria en su crisis más grave desde el final de la guerra. Su obstinación por seguir en el poder, su falta de sensibilidad hacia la historia y su desprecio por la verdad se han granjeado ataques de toda la comunidad democrática internacional y burlas de muchos austriacos. El caso Waldheim ya no es la tragedia personal de un oportunista irredento sino un grave riesgo desestabilizador para el Estado austriaco.
La II República se creó en 40 años una merecida imagen de democracia estable y tolerante, con paz social, sólido nivel de vida, justicia social y una política exterior de prestigio. Acogió a centenares de miles de refugiados del Este europeo y es el gran impulsor de la emigración judía de la URSS. No se sabe si es falta de sentido de la realidad o puro cinismo lo que lleva a Waldheim a decir, tras demostrarse sus mentiras, que no dimite por el bien de Austria. Por seguir en el cargo parece dispuesto a aislar al país, dividir a la población, hacer resurgir el antisemitismo y causar un daño irreparable a las instituciones y a la identidad nacional.
Dimitiendo el lunes habría rehabilitado algo su imagen. Declarando sonriente en televisión que "aquí no pasa nada" ha superado para muchos los límites no ya de la dignidad política sino del simple buen gusto. "Un monarca imbécil y epiléptico, Fernando Habsburgo, renunció al trono porque fue consciente de la razón de Estado. Waldheim no está a su altura", manifestaba ayer el profesor de la universidad de Viena Reinhold Knoll. El cazanazis Simon Wiesenthal dijo que Waldheim le ha defraudado por no dimitir. Pocos esperaban este gesto razonable.
Se aferra al poder con ansiedad patológica y absoluta indiferencia ante la realidad. Le llaman el presidente amnésico. Sólo tiene oídos para el vicecanciller democristiano, Alois Mock, pero éste es otro responsable de la tragedia que sacude a Austria desde el 8 de junio de 1986. Apelando al nacionalismo y al antisemitismo, Mock y sus adláteres lograron que Waldheim se impusiera al débil candidato socialista Kurt Steyrer. Recibieron apoyo del Congreso Mundial Judío, cuyo presidente, Edgar Bronfmann, lanzó acusaciones contra Waldheim que no pudo demostrar.
Hoy el Gobierno de coalición está en peligro, y, por razones de Estado, el canciller Vranítzky mantiene la alianza bajo Waldheim. como presidente, lo que, según fuentes cercanas al canciller, "le produce náuseas". Si fracasara esta coalición, la alternativa es una alianza de Mock con el demagogo derechista del Partido Liberal, Jörg Haider. La catástrofe para Austria sería total.
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