La OTAN aprueba por consenso la fórmula de contribución militar propuesta por España
La OTAN aprobó por consenso esta semana la propuesta de contribución militar española recogida en una carta que el embajador de España ante la Alianza Atlántica, Jaime de Ojeda, remitió hace tres semanas a su secretario general, lord Carrington. Con este nuevo paso, la OTAN acepta la tesis del Gobierno español, incluida en la citada carta, de que las tropas españolas no actúen nunca bajo la dirección operativa del mando Gibmed (Gibraltar-Mediterráneo), basado en Gibraltar. A partir de ahora, se elaborarán acuerdos de coordinación sobre misiones militares.
[El presidente del Gobierno español, Felipe González, declaró ayer, poco después de llegar a Bruselas para participar en la cumbre europea, que "es positiva para España" la aprobación de la propuesta. González agregó que la aprobación "supone que vamos resolviendo problemas en relación con lo que fue nuestra decisión desde el punto de vista del referéndum de la OTAN", según Efe].La aprobación por las diversas instancias de la OTAN no ofrecía la menor duda porque los aliados -que fueron informados de las tres rondas de conversaciones mantenidas entre el Gobierno español y la Alianza- habían sido también puestos al corriente de la iniciativa española mediante una carta que les remitió en diciembre el ministro de Exteriores español, Francisco Fernández Ordóñez. Los socios atlánticos de España reaccionaron entonces favorablemente.
Seis misiones
El lunes pasado se reunió el Comité de Planes de Defensa de la OTAN, integrado por los embajadores de los 14 países aliados, para dar su visto bueno a la oferta española, y dos días más tarde lo hizo el Consejo Atlántico, en el que participan además los representantes de Francia e Islandia, países que, como España, no están en la estructura militar de la Alianza.
El embajador Jaime de Ojeda aseguró ayer que no hubo debate alguno en las reuniones, pero que le fueron formuladas algunas preguntas sobre las modalidades de la participación española por sus homólogos aliados, que, en regla general, "aprecian la disposición de España" a hacerse cargo de la parte que le corresponde de la defensa occidental.
Tras el trámite de esta semana, Madrid deberá ahora poner a punto con los tres mandos aliados (Saceur, Saclant y Cinchan) las tareas que las Fuerzas Armadas españolas desempeñarán en el marco de la OTAN, cumpliendo las seis misiones que el ministro de De fensa, Narcís Serra, expuso ante el Congreso: defensa del territorio nacional, defensa aérea, control del estrecho de Gibraltar, operaciones navales y aéreas en el Atlántico oriental y en el Mediterráneo occidental y utilización del territorio nacional como apoyo logístico.
A partir de ahora, estas mi siones tendrán que materializarse en diversos acuerdos de coordinación, labor en la que se invertirán incluso varios años De hecho, los acuerdos derivados de la utilización del territorio nacional como base logística conllevarán profundos estudios para determinar bajo qué condiciones podrá ser empleada la infraestructura española por fuerzas de la OTAN. Fundamentalmente, España será usada en tiempo de crisis como lugar de paso y llegada de refuerzos desde América.
La carta enviada por Ojeda a Carrington el pasado 18 de diciembre está en gran parte dedicada a exponer estas misiones, que se llevarán a cabo de forma coordinada con los ejércitos de la OTAN, aunque en algunos casos podrán efectuarse bajo el "control operativo de mandos atlánticos", una fórmula inaugurada por Francia para estrechar la colaboración sin llegar a integrar la estructura militar. Los sistemas de telecomunicaciones y alerta serán también equiparables a los del resto de la Alianza.
La coordinación conllevará la creación de unidades de enlace con los principales mandos de la OTAN, empezando por el Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa (SHAPE), situado en Bélgica, donde tendrá que instalarse un oficial español de alto rango.
El mando Gibmed, instalado en Gibraltar, será ignorado por España, que pretende así no reconocer la soberanía del Reino Unido sobre el Peñon e intentar arrebatarle parte de sus competencias militares en el marco de la Alianza Atlántica.
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