El cante volvió a Villa Rosa

Villa Rosa, auténtico templo mayor del cantejondo en Madrid, ha vuelto a abrir sus puertas al cante. Puede ser un hecho histórico. Los aficionados al flamenco saben bien lo que Villa Rosa ha sido en un pasado no tan lejano: donde estuvieron los más grandes cantaores de cada momento y donde don Antonio Chacán fue un auténtico papa en los últimos años de su vida.Villa Rosa estuvo largo tiempo cerrado. Después abrió como sala rociera, cuando vino la fiebre de las sevillanas. Tras 16 años de silencio, el cante ha vuelto allí. La idea es dar recitales de cante un día o dos por semana, a horas que no coincidan con la movida sevillanera.

Buen cante en esta jornada inaugural. Pepe León el Ecijano es un cantaor joven que pone mucho corazón al cante, pero también mucho conocimiento, facultades y sentido. Fue una gloria oírle en Villa Rosa ante un público respetuoso y consciente de que asistía a un emocionante reencuentro. Hizo un recital en que abordó con pareja fortuna los estilos mayores y los rítmicos. Todo al hilo de la perfección, con aliento y maneras de cantaor realmente importante, ejemplar en géneros de tanta dificultad como las siguiriyas, las soleares, las alegrías o las bulerías de Cádiz.

Con él la guitarra sabia de Félix de Utrera, un veterano que se mantiene fiel a la regla de que el toque y el cante deben mantener un diálogo entre iguales. En los estilos que las admiten, las palmas del Chungo y Don Diego, excesivamente sofisticadas en lo que es el flamenco pero sin duda de enorme eficacia.