Preguntas sin respuesta
La dramática historia comenzó en la costa de Ajo (Cantabria) el pasado día 14 con la desaparición del barco Joven Anita I, que había salido a faenar, en medio de una fuerte marejada, con tres pescadores a bordo. Al día siguiente, viernes, en las primeras horas se inicia la búsqueda. Hacia el mediodía, el patrullero de la Armada VZ-23 Marola -avisado del hallazgo de unas tablas en la playa de Antuerta- envía una zodiac ocupada por un brigada y tres marineros (que cumplen su servicio militar) para que inspeccione la zona. Las condiciones del mar no pueden ser peores. A juzgar por los testigos presenciales, entrar allí era una idea suicida. Un golpe de mar les hace volcar. Uno de los marineros conseguía aferrarse a la zodiac y salir ayudado por los vecinos de Ajo (los únicos que han demostrado conocimiento de la mar y ayuda desinteresada, algunos hasta arriesgar su vida, como en el caso de Antonio Revuelta, que falleció a consecuencia de una caída en las rocas). El brigada es rescatado sin vida. Y los dos marineros, Santiago Serna Piquero y Juan Bautista Trueba Ahedo, quedan flotando a la deriva para luego desaparecer. A todos nos resulta incomprensible el hecho de que si fueron vistos flotando no fuesen rescatados, pensando que si ya estaban en una operación de búsqueda debemos suponer que se encontraban en la zona medios adecuados para un rescate, ¿o no era así? En los días sucesivos se prolongaría lo que se puede llamar un "simulacro de búsqueda", que, ante la falta de interés unos días y las condiciones meteorológicas otros, no daría ningún resultado. Nadie quiere que se arriesguen otras vidas, pero cuando el mar está más calmado engañan a las familias prometiendo operaciones que se posponen una y otra vez bajo distintos pretextos, hasta que el mar se enfurece de nuevo y resulta evidente la imposibilidad de la búsqueda -al menos con los insuficientes equipos desplazados allí.Ante la evidente existencia de responsabilidades, los familiares y amigos de Santiago y Juan Bautista queremos manifestar nuestra repulsa e indignación por unos hechos que nunca debieron suceder. Más allá de cualquier interpretación de venganza, pedimos justicia, y en esa justicia se incluye la dimisión inmediata de los responsables, para que nunca vuelvan a dar órdenes que pongan en peligro la vida de otros muchachos que, como Santiago y Juan Bautista, cumplan su servicio militar obligatorio.
Ahora son muchas las preguntas sin respuesta, y alguien debe contestarlas:
- ¿Por qué se permitió salir a faenar al Joven Anita I que desencadenó toda la tragedia? ¿No hay un control para que los barcos no salgan cuando las malas condiciones del mar no lo permiten?
- ¿Cómo se pueden enviar en una operación de rescate a unos jóvenes que cumplen su servicio militar y nunca antes han tenido contacto con el mar, que apenas sabían nadar y no han hecho ningún cursillo de rescate?
- ¿De qué nos defiende una Armada que no es capaz de velar siquiera por la seguridad de sus tripulantes?
- ¿En qué condiciones de seguridad salieron los ocupantes de la zodiac?
- ¿Cómo pueden intentar hacer creer que fueron los marineros los que animaron al brigada a entrar hacia la costa? ¿Desde cuándo un mando recibe órdenes o sugerencias de los soldados?
- ¿Por qué se arriesgó su vida ante la presencia de unas tablas y luego no se arriesgaron para salvarlos a ellos?
- ¿Dónde estaban los helicópteros y equipos especiales de los que en otras ocasiones tanto se alardea?
- Sabiendo que en esa zona se suceden estos hechos, ¿por qué no se ha instalado un puesto de vigilancia permanente?
- ¿Qué hacían los equipos de búsqueda mientras un ganadero del pueblo de Ajo arriesgaba y perdía su vida para salvar al único marinero superviviente?
- ¿Por qué no se informó a las familias en el primer momento con la claridad y el tacto suficientes? ¿Por qué luego no se establece un puesto de información
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permanente y los familiares han de estar en los acantilados si quieren saber lo que sucede?
- ¿Por qué no se iniciaron las labores de búsqueda inmediatamente y el patrullero del que salieron regresó a puerto?
- ¿Por qué los marineros podían perder sus vidas inútilmente, y esos mandos irresponsables que dicen tener tanta experiencia del mar se mantienen impunes una y otra vez sin perder esas estrellas que seguramente pueden provocar nuevas víctimas? - y 150 firmas más familiares y amigos de Santiago Serna Piquero y Juan Bautista Trueba Ahedo.
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