Mercado en alza

Las denominadas especialidades farmacéuticas publicitarias, en la que estarían encuadrados gran parte de esos complejos aparatos, es un sector en alza, que en España ofrece todavía cifras relativamente bajas en comparación con las de otros países europeos. Según datos de la Asociación Nacional de Especialidades Farmacéuticas Publicitarias (ANEFP), estos productos, para los que no se exige prescripción facultativa, tienen un mercado nacional que puede llegar a alcanzar los 27.000 millones de pesetas. Una cifra de las más bajas de Europa, donde Francia ocupa el primer lugar, con ventas que casi multiplican por 10 las nuestras.En España, este sector crece, y la tendencia es a que siga en ese sentido. Se calcula que en 1986, "de cada 100 pesetas que entraron en las oficinas de farmacia, 30 correspondían a algunos de estos productos: dermofarmacia, dietética, línea blanca (gasas, compresas, etcétera) y especialidades publicitarias", tal como se aseguró en las VI Jornadas Farmacéuticas, organizadas en Barcelona el pasado mes de octubre por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos.

No en todas las oficinas de farmacia se guarda la misma proporción entre ventas de medicamentos y demás artículos, pues esa relación depende de las diferentes características sociales y económicas de la zona en la que el establecimiento preste sus servicios. No obstante, puede valer como referencia que en el principal almacén español de distribución farmacéutica, Cofares, se recogen más de 10.000 especialidades registradas, a las que hay que añadir otras 7.000 consideradas como productos de parafarmacia.

En nuestro país, todo producto que se venda en farmacia sin receta médica deberá considerarse como especialidad publicitaria (prueba del embarazo y otros agentes para diagnóstico, colirios, determinados aparatos... ), productos OTC o de venta libre en mostrador (ciertos analgésicos, antitérmicos, vitaminas...), o artículos de parafarmacia (plantas medicinales, cosmética, dietética...). Los tres son de venta libre, pero los dos primeros -de muy sutil diferenciación legal- han de estar inscritos en un registro administrativo, se expenden exclusivamente en farmacias y se tienen que ajustarse a un control publicitario.