Vivir junto al Bernabéu
Hace unos ocho años que vivo en la zona del estadio Santiago Bernabéu, en Madrid, y no recuerdo haber leído ninguna carta en la que algún vecino se quejara de las broncas semanales con todo tipo de policías municipales a lasque obliga ese lugar de residencia, ni del problema de tener que comerse el coche cada vez que a uno se le ha olvidado comprobar si ese día toca partido.
Porque eso es lo que ocurre, y me figuro que en día del partido importante el problema puede afectar a más de 100.000 personas. Cualquiera que haya pasado por ahí, o que haya ido al fútbol, habrá visto que los coches se suben a las aceras, ocupan las calles hasta de a tres por banda y hasta se meten en los garajes ajenos, sin que, por lo visto, la policía haya hecho nunca nada.
Pero basta que un vecino (yo, a los efectos) intente regresar a casa en tarde de partido para que un policía municipal le impida a uno pasar, so pretexto de no poder demostrar la susodicha vivienda. Así, me he tenido que poner a negociar más de una vez y más de 100, me he peleado en alguna ocasión, y hoy un policía me ha dicho que le escriba al alcalde y le exponga mi problema. Le he tenido que explicar que yo ya peino canas y que los Reyes Magos fueron hace días.
La discusión ha sido inútil, porque, aunque me ha dejado pasar (como a otros 1.000), he tenido que dar un rodeo enorme y, finalmente, no me ha quedado más alternativa que subir el coche a la acera. Comoquiera que un señor me miraba con gesto reprobador, le he explicado, ya algo nervioso, que yo vivo aquí, y le he preguntado si iba al fútbol. Naturalmente que sí, y a mucha honra, poco menos que me ha dicho. No he puesto cuidado al bajar del coche y se me ha caido la bolsa que llevaba una excelente vajilla comprada a codazos en las rebajas. He hecho el recuento una vez en mi casa; del porrazo ha sobrevivido la mitad.
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