Paseos nucleares
EL DESCUBRIMIENTO de un tráfico ¡legal de residuos radiactivos entre la República Federal de Alemania y Bélgica se ha convertido en un escándalo tal que el Gobierno del land de Hesse ha tenido que suspender el permiso de explotación de la empresa Nukem, cuya concesión había dado lugar a una gran batalla política entre verdes y socialdemócratas en 1986. Los hechos descubiertos han desvelado todo un mundo de corrupciones y sobornos en el que están implicadas las cúspides de grandes empresas dedicadas a la producción y transporte de materiales nucleares. Algunas repercusiones han sido ya dramáticas: dos directivos de una filial de Nukem se suicidaron al difundirse el escándalo. Durante bastante tiempo, tanto el Gobierno de Bonn como la Agencia Internacional de la Energía Atómica hicieron declaraciones tranquilizadoras, intentando aminorar los efectos políticos del asunto, pero la denuncia pública de los hechos ha obligado a las autoridades alemanas occidentales a admitir que se trata de ¡legalidades de enorme gravedad. Ello ha demostrado la falacia de las promesas gubernamentales sobre el absoluto control de seguridad al que está sometida la industria de la energía nuclear. Ahora resulta que los materiales nucleares se pasean y atraviesan las fronteras con declaraciones falsas y se destapan desbarajustes increíbles en los depósitos de residuos.El problema ha adquirido una dimensión internacional con la denuncia de que empresas alemanas occidentales han enviado a Pakistán y a Libia material fisible que permite la preparación de bombas atómicas. De confirmarse esto, significaría la más grave violación del Tratado de No Proliferación (TNP), con el consiguiente aumento del riesgo del empleo de esas armas en eventuales conflictos. La cuestión está sometida a investigación judicial. De nuevo el tema nuclear se ha colocado en el centro del debate político en la RFA. Cuando se apuntan progresos en la reducción del arsenal nuclear de las grandes potencias, es lamentable que exista una indiferencia casi general ante los peligros que entraña el que nuevos Estados se doten de armas de ese género. Además de Pakistán, países como la India, Israel, África del Sur o Irak poseen o están a punto de fabricar armas atómicas. De hecho, hay cada vez más violaciones del TNP, al que España se ha adherido recientemente.
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