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PROCESO DE CONCENTRACIÓN BANCARIA

Clima de tirantez en el Consejo de Administracion del Vizcaya

Xavier Vidal-Folch

XAVIER VIDAL-FOLCH El Banco de Vizcaya está viviendo en las últimas horas momentos de cierta tensión, que se superpone al esfuerzo e intensidad de las reuniones preparatorias del proyecto de fusión con el Banco de Bilbao, según fuentes financieras solventes. El clima de tirantez se concentra en el consejo de administración y está generado principalmente por ciertas versiones relativas a las cuotas de poder en la entidad. Dichas versiones anunciaban cambios en la cúpula del banco, concretamente en el papel del consejerodelegado, Juan Manuel Urgoiti, como producto de una escasa fluidez de sus relaciones con el presidente, Pedro Toledo.

Algunos medios del sector preveían para esta situación un desenlace consistente en el nombramiento de Urgoiti como vicepresidente, en un clásico movimiento de neutralización por elevación, al cambiar el primer cargo ejecutivo por otro de superior rango pero de corte más bien representativo. El cuadro se completaría con un nuevo consejero-delegado en la persona del presidente de Banca Catalana, Alfredo Sáenz, de quien se ha destacado la eficaz labor de saneamiento realizada en los últimos cinco años en el banco filial del Vizcaya. Estos nombramientos fueron ayer tajantemente negados por portavoces del Vizcaya.

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Estos portavoces adujeron que precisamente la labor preparatoria de la fusión con el Bilbao revelaba que el equipo directivo estaba en otra sintonía, y que el anuncio de cambios en el organigrama había "preocupado y molestado" a todos sus componentes. Al mismo tiempo, el Vizcaya desmintió recientemente la versión de que Sáenz sería inminentemente nombrado consejero.

La cuestión de fondo de la que han surgido los anuncios de cambios inminentes derivan, según fuentes conocedoras de la casa, de la tradicional competencia entre los ejecutivos Toledo y Urgoiti, quienes venían actuando desde los años setenta como las dos principales jóvenes promesas de la entidad, quedando el arbitraje final en manos del que ¡ue presidente -hasta hace tan sólo un año-, Ángel Galíndez Celayeta.

Pedro Toledo, como director de tesorería desde 1968, y Juan Manuel Urgoiti, comá delegadodirector del Banco en Madrid, y fueron desarrollando en cargos sucesivos una carrera paralela. Hasta que finalmente se produjo el desempate y el primer papel recayó en Pedro Toledo, al sustituir en 1978 a Enrique de Sendagorta conío consejero-delegado, quedando Urgoiti como director general de banca comercial. Desde ese momento, Toledo ha venido ejerciendo un férreo control personal de la línea ejecutiva.

El relevo

La culminación de este proceso se produjo en otoño de 1986, cuando la entidad anunció el relevo de Ángel Galíndez de la presidencia a tres meses vista. En aquellos momentos, la medida destacó en el sector financiero por su contraste con las situaciones de inestabilidad en otros bancos. El nombramiento de Pedro Toledo como presidente, efectuado el 31 de enero de 1987, según lo previsto, se calificó como relevo británico, al ofrecer una imagen de completa estabilidad en la cúpula.

Algunos analistas aprecian en la nueva presidencia del Vizcaya un cambio de ritmo respecto de la anterior. Los últimos meses han registrado aceleradamente acontecimientos como la compra al grupo KIO de un paquete del propio banco cercano al 5% del capital, -poco antes del crash bursátil de octubre- y su posterior recolocación, principalmente entre clientes de activo de la entidad. Otra operación destacada ha sido la compra por la filial Banca Catalana del paquete cercano al 7% que La Caixa ostentaba en la entidad y el inmediato anuncio de la previsión de salida a bolsa de las acciones de Catalana a un precio bastante superior, así como el ofrecimiento de un canje de acciones en favor de los antiguos accionistas.

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