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La OCDE reduce al 1,8% el crecimiento económico en 1989 por el 'crash' bursátil

La crisis bursátil mundial, desencadenada en octubre pasado, tendrá en 1989 un impacto negativo sobre el crecimiento de la producción mucho más acusado que en el ejercicio en curso, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicados por el Banco de España.La revisión a la baja en la tasa de crecimiento del producto interior bruto en la OCDE en 1989 pasa del 2,5% previsto al 1,8% estimado tras el crash de las bolsas. Por países destaca el acusado descenso en el crecimiento esperado en Estados Unidos. En Europa y Japón son más importantes los efectos derivados del menor crecimiento de la demanda externa.

El desempleo será más elevado como consecuencia del descenso en el nivel general de actividad y la inflación esperada es menor, particularmente en EE UU.

De acuerdo con las estimaciones del organismo internacional, la balanza norteamericana se verá favorecida por la crisis a partir de la segunda mitad de 1988. Mientras que la de Japón y Alemania, tras experimentar mayores superávit en 1988, registraran los efectos negativos de la reciente apreciación de sus monedas en la segunda mitad de 1989.

El saldo por cuenta corriente del resto de los países europeos empeoraría con mayor rapidez y el comercio mundial se reduciría en un cuarto de punto en 1988 y en más de un punto en 1989 como resultado del descenso de la actividad.

La provisión de liquidez inyectada por las autoridades, como primera reacción ante la crisis bursátil, puede crear tensiones inflacionistas en el futuro.

Según el informe, "las expectativas de crecimiento en Europa resultan decepcionantes", y señala la necesidad de una actuación conjunta de los países europeos para generar un crecimiento sólido y autónomo de sus economías que mejore las perspectivas de empleo y eleve el clima de confianza.

Políticas coordinadas

Añade la OCDE que la crisis no es un fenómeno acabado y los mercados financieros siguen necesitando un ajuste que se base menos en variaciones de tipos de cambio y más en políticas económicas adecuadas y coordinadas entre las autoridades de los principales países. En particular son necesarias medidas encaminadas a solucionar los desequilibrios de fondo que aquejan a la economía mundial, y concretamente la corrección del desfase entre ahorro interno e inversión en la economía americana.La OCDE no descarta la necesidad de que continúe la depreciación controlada del dólar y precisa que la crisis no parece estar afectando al nivel de actividad en un principio, al menos en Estados Unidos, pero la indefinición de una política económica perpetúa la caída del dólar.

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