Haití, segundo intento
El país caribeño vuelve hoy a las urnas tras la sangrienta interrupción de hace dos meses
JESÚS ESTÉVEZ, ENVIADO ESPECIAL. El primer intento de celebrar las primeras elecciones auténticamente libres en la historia de Haití fracasó el pasado 29 de noviembre. Con ello se abrió un proceso de incertidumbre que parece destinado a prolongarse más allá del proceso electoral que se inicia hoy en el país caribeño. Los fantasmas del miedo, de la abstención masiva y del fraude planean de nuevo sobre las votaciones.
El Consejo Nacional de Gobierno (CNG), que preside el teniente general Henry Namphy, elaboró una nueva ley electoral, nombró un nuevo Consejo Electoral Provisional (CEP) hecho a su medida y convocó unos nuevos comicios generales que cuentan con el rechazo de las principales fuerzas políticas, de las organizaciones socioprofesionales y de las Iglesias católica y protestante. El teniente general Henry Namphy fue acusado el 29 de noviembre de connivencia o inhibición ante la acción de las bandas paramilitares duvalieristas que anegaron en sangre el experimento democrático.Cerca de 2,8 millones de haitianos han sido convocados para elegir al presidente de la República, los 77 diputados, 27 senadores y los miembros de los consejos municipales y de las cámaras de la administración comunal.
La ley exige que el candidato supere la mayoría absoluta de los votos para salir elegido. En caso contrario, los dos más votados concurrirán el 31 de enero a una segunda vuelta electoral.
Los ciudadanos que acudan a las urnas se encontrarán en los colegios electorales ante cinco urnas para depositar los votos, que traerán de su casa y que habrán sido impresos por los propios candidatos. El presidente de la mesa revisará que el número de papeletas no exceda las requeridas, lo cual parece poner en entredicho el derecho constitucional al voto secreto.
No es la única duda sobre la credibilidad de un proceso electoral calificado por la oposición de "mascarada cuyos resultados han sido preestablecidos".
Apenas 72 horas antes de que abrieran los colegios electorales se desconocía el resultado del proceso de apelación presentado por siete de los 11 candidatos a la presidencia, excluidos por el Consejo Electoral Provisional debido a su pasado flagrantemente duvalierista, lo cual les inhabilita por mandato constitucional para cargos electivos durante 10 años.
Apenas 72 horas antes de las votaciones se anunciaban normas complementarias de seguridad, como la prohibición de que circulen vehículos ante los colegios electorales y el endurecimiento de las restricciones sobre tenencia de armas de los civiles.
"Éstas son sus elecciones", afirman los observadores políticos en la capital haitiana. "Los militares no pudieron controlar el proceso electoral en noviembre y por eso lo dejaron morir violentamente", afirman desde la oposición al régimen cívico-militar de transición.
Los favoritos se abstienen
Para nadie quedan dudas ya de que los militares jamás hubiesen aceptado el triunfo de cualquiera de los cuatro- candidatos que, al menos en teoría, contaba con mayor apoyo popular: el izquierdista Gerard Gourgue, el populista Silvio Claude y los centristas Marc Bazin y Louis Dejoie que poco menos que habían prometido sentar en el banquillo a los actuales dirigentes castrenses.
Estas cuatro personalidades no se habían manifestado el menor aprecio hasta ahora, pero en la actualidad caminan juntas en el Comité de Unidad Nacional que dirige el boicoteo contra los comicios de hoy.
Tampoco hay dudas de que cualquiera de los cuatro candidatos, sobre un total de 11, que parecen mejor situados en la carrera presidencial -Gerard Philippe Auguste, Lesly Manigat, Gregoire Eugène y Hubert de Roncerai-, cuentan con el beneplácito castrense. Todos están situados en un centro que les permite el apoyo de las potencias continentales, preocupadas por la evolución de,un país tan cercano a Cuba.
El Ejército esta vez sí parece haber decidido asumir su papel de garante de la seguridad pública durante las votaciones. Vehículos con soldados con uniformes de campaña y fuertemente armados patrullan los barrios populares día y noche.
No quieren amotinamientos ni desmanes duvalieristas. Tienen bajo control a algunos de los presuntos organizadores de las matanzas del 29 de noviembre, cuando, según cifras oficiales, resultaron muertas 34 personas, muchas de ellas mujeres y niños. La oposición habla de más de un centenar.
"El Consejo Nacional de Gobierno y el Consejo Electoral Provisional están haciendo todo para que el actual proceso electoral se desarrolle con normalidad", afirmó Annais Chavenet, joven directora de información del Ministerio de Información y Coordinación. Cuando se le plantea si eso quiere decir que en noviembre no ocurrió así, responde: "La experiencia de entonces nos ha permitido ahora la posibilidad de adoptar medidas para tratar de impedir que se repita".
Policías con casco de combate y armados con fusiles montan guardia en la sede central del Consejo Electoral Provisional; en noviembre brillaban por su ausencia a pesar de que el edificio había sido ametrallado por los comandos duvalieristas y de que el primer local con que contó el CEP fue incendiado.
Huida al campo.
A pesar de las medidas adoptadas, los habitantes de la capital haitiana no las tienen todas consigo. En el previsible triunfo masivo de la abstención, puede que el miedo a que se repita la tragedia tenga mayor peso que la campaña del boicoteo.
Numerosos ciudadanos han abandonado Puerto Príncipe en la última semana para encontrar un refugio en el campo. Para los que se quedan en la ciudad, el campo no es seguro. "Puede repetirse ahí el tiempo en que el fraude dominaba los comicios y cuando los militares, a punta de bayoneta, llenaban camiones con gentes para obligarles a votar varias veces", afirman otros testimonios recogidos.
Un factor importante en el desarrollo de la jornada de hoy es la decisión del gremio que agrupa a conductores y guías para'no acudir a trabajar. Esto dejaría a Puerto Príncipe sin transporte público. Y si las populares y multicolores camionetas de viajeros conocidas como tap-tap no circulan, desplazarse a pie para votar desalentará a muchos indecisos.
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