_
_
_
_

Un conflicto con victoria para los opositores a Jomeini

Lluís Bassets

El desenlace del conflicto que oponía a los opositores iraníes refugiados en Francia con el Gobierno francés terminó ayer por la tarde con un éxito en toda la línea de los Muyahidin del Pueblo, la organización armada de oposición a Jomeini que dirige Massoud Radjavi desde Irak. El propio Radjavi ha tenido un papel de primer, orden en las negociaciones con los ministros del Interior y de la Seguridad, Charles Pasqua y Robert Pandraud, respectivamente, que habían recibido el encargo terminante del primer ministro, Jacques Chirac, de hallar una solución negociada a la huelga de hambre de los refugiados contra la expulsión, por el procedimiento de urgencia absoluta, de 14 iraníes y tres turcos a Gabón.

Más información
España acoge a iraníes antijomeinistas, expulsados por Francia como gesto por la colaboración contra ETA

La huelga de hambre era seguida por los expulsados, por 40 familiares y amigos ante la sede de la Alta Comisaría de las Naciones Unidas para los Refugiados en París y por grupos de iraníes en Washington y Londres. Catorce personas se hallaban el miércoles en situación crítica en los siete hospitales de París, donde habían sido ingresados después de 36 días de ayuno voluntario.

Presiones

Además de las "razones humanitarias", el Gobierno francés se ha visto presionado por la proximidad de la campaña electoral para la presidencia de la República y por las antipatías despertadas en Francia y en todo el mundo por las expulsiones. El presidente de la República, François Mitterrand, había pedido explicaciones a Chirac ya el 9 de diciembre, dos días después de la expulsión, su esposa, Danielle Mitterrand, visitó a los huelguistas de hambre y les transmitió un saludo del presidente. Las críticas fueron adoptadas también por algunos sectores de la propia mayoría gubernamental.

La Alta Comisaría de las Naciones Unidas para los Refugiados había expresado también sus reservas al Gobierno francés, mientras que los Gobiernos norteamericano y británico no veían tampoco con buenos ojos unas, medidas gubernativas que obedecen a la negociación secreta mantenida con la República Islámica de Irán para la liberación de los rehenes franceses en Líbano.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Las exigencias jomeinistas para una normalización de relaciones con Francia y la consiguiente flexibilidad de sus amigos, los secuestradores libaneses, son el cese del suministro de armas a Irak, la resolución del contencioso financiero entre ambos países y la expulsión de los muyahidin. Las expulsiones de los muyahidin se produjeron el 7 de diciembre, apenas 10 días después de la liberación de los periodistas Roger Auque y Jean-Louis Normandin, secuestrados en Beirut.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_