Violencia en la campaña de las elecciones locales filipinas

ENVIADO ESPECIAL, La campaña de las primeras elecciones locales filipinas bajo la nueva Constitución se desarrolla bajo un clima de violencia política análogo al de pasadas convocatorias, donde se superó en algunos casos el centenar de muertos. "Las elecciones municipales siempre han sido muy violentas", comenta un periodista del diario Daily Globe, en cuya primera página aparece cada mañana, como si fuera un resultado deportivo, el triste balance de los candidatos asesinados, heridos, raptados o desaparecidos. A menos de una semana de la elección se contabilizan ya cerca de 80 muertos y 29 secuestrados.

Unos 26 millones de electores deberán renovar, el próximo 18 de enero, a 73 gobernadores provinciales, 59 alcaldes de ciudades y otros 1.500 de localidades más pequeñas, junto a los concejales. En total 17.772 puestos, a los que concurren más de 150.000 aspirantes. Desde figuras de primera magnitud política, como la liberal Eva Estrada-Kalaw -ex candidata presidencial- para la alcaldía de Manila, hasta el popular cantante Freddy Aguilar para el barrio popular de Quezon City, en el área metropolitana de Manila, o los discretos candidatos de ciudades de provincias o pueblos perdidos en un archipiélago de más de 7.000 islas.La gran batalla se centra en la zona de Manila, incluida su alcaldía, donde el actual responsable, Gemiliano López, intenta convencer a sus ciudadanos de que puede producirse una especie de milagro, muy difícil de realizar, que dejará para el recuerdo las basuras de las calles, los atascos permanentes y la fuerte contaminación, incluida la montaña de basura del barrio de Tondo, donde la gente edifica sus barracas sobre los desperdicios de la gran urbe.

Al norte de la gran ciudad -con más de nueve millones de habitantes-, la lucha electoral se basa en el elegante distrito de Makati, donde los edificios del mundo de los negocios alternan con las urbanizaciones elitistas y los centros comerciales a la americana. Aurora Pijuan, ex miss mundo y firme opositora al dictador Marcos, compite en Makati bajo la etiqueta de los liberales.

Si en Manila la competición ha fraccionado las propias fuerzas políticas de Cory Aquino, integradas en su coalición del laban, en provincias la campaña es igualmente una lucha entre los aspirantes que concurren bajo las etiquetas del partido en el poder, el Lakas ng Bayan (Poder Popular), en lucha con los candidatos de la Organización Democrática Unida hUnido), del vicepresidente Salvador Laurel, o de la Gran Alianza Democrática, de Juan Ponce Enrile, que agrupa a los conservadores opositores de Cory Aquino, incluidos muchos partidarios del ex presidente Marcos.

Pero el golpe más duro para el equipo de Cory ha sido el resurgir del nuevo Partido Liberal, lanzado por Jovito Salonga, el actual presidente del Senado y hasta ahora incondicional de la presidenta, aunque muchos observadores ven en el gesto de Salonga una estrategia destinada a perfilar su candidatura presidencial de 1992.

Desde la izquierda, las elecciones locales atraen a muchos candidatos simpatizantes del clandestino Partido Comunista Filipino (PCP), cuyo brazo armado de la guerrilla del Nuevo Ejército Popular (NEP) contribuye, con sus 23.000 hombres armados, a crear también el clima de violencia que caracteriza esta campaña electoral. Pasada la breve tregua de Navidades y Año Nuevo, los enfrentamientos entre el Ejército y los rebeldes han vuelto a reproducirse.