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COMUNICACIÓN

Dificultades del magnate de la Prensa Murdoch para mantener su imperio en EEUU

El magnate mundial de la comunicación Rupert Murdoch y el senador Edward Kennedy se enfrentan estos días por la pretensión del político norteamericano de limitar la propiedad de medios informativos en Estados Unidos del empresario de origen australiano. Donde Kennedy habla de acabar con el monopolio, Murdoch habla de cinismo e injusticia. El poderoso Murdoch ha conseguido valiosos aliados en Nueva York, pero queda por ver cómo se establece la relación de fuerzas en Washington, donde a la postre ha de saldarse el contencioso.La disputa nace de la introducción por parte de Kennedy y un puñado de senadores de una enmienda en los presupuestos que reitera la prohibición de mantener la propiedad de diferentes medios de comunicación en una misma ciudad y prohíbe hacer excepciones. La enmienda fue introducida a finales de año, por un comité reunido a última hora del día, en un texto legislativo de más de mil páginas y sólo fue descubierta después de que Ronald Reagan firmara el texto. No debe extrañar que los periódicos de Murdoch en EE.UU. y en el Reino Unido hablen de nocturnidad y alevosa. Incluso The Washington Post ha criticado una enmienda que califica de furtiva y dictada por el despecho.

Murdoch es propietario en Boston y Nueva York de sendas emisoras de televisión y de dos periódicos y Kennedy pretende que la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) norteamericana se someta a sus propias reglas y deje de hacer excepciones como la concedida graciosamente a Murdoch, la única persona a la que se permite tener un periódico y una emisora de televisión en una misma ciudad.

Kennedy insiste en que bajo la vigentes legislación antimonopolio, Murdoch "puede mantener su periódio o su emisora de televisión, pero no puede mantener ambos". Su propósito ha provocado gran impacto en Nueva York, donde el alcalde, Ed Koch, ha dicho que es "lo peor de un país totalitario que aún afirma tener una estructura parlamentaria", según cita recogida en Ihe Times, también propiedad de Murdoch. Los dos senadores neoyorquinos también se han mostrado proclives a apoyar los puntos de vista de Murdoch, quien quiere el Congreso rechace la enmienda.

El emperador mundial de la comunicación, con intereses en medios informativos de cuatro continentes, es propietario en la ciudad de los rascacielos de New York Post, un rotativo que pierdedinero. Robert Maxwell, el magnate británico de la información, y Murdoch están en negociaciones sobre el destino del diario.

Rupert Murdoch sostiene que la propuesta de Kermedy atenta contra la verdadera sustancia de la primera enmienda de la Constitución" norteamericana, que garantiza la libertad de prensa, lo que ha provocado sonrisas irónicas en Londres, cautivado por la imagen de mártir de un Murdoch conocido por su escaso respeto a la libertad editorial.

Murdoch ha hecho saber que, si la enmienda sigue adelante, cerrará el New York Post -o lo venderá- y se desprenderá de la emisora de televisión en Boston.

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