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La policía brasileña asesinó a un centenar de trabajadores en la huelga de buscadores de oro

Cerca de 100 trabajadores -y no tres, como se había informado anteriormente- fueron asesinados por la policía tras una huelga de buscadores de oro registrada la semana pasada y que bloqueó el puente sobre el río Tocantins, situado a 10 kilómetros de Maraba, en el Estado de Para, en Brasil.

El asesor especial del Ministerio del Interior Nelson Marabuto ha denunciado estos hechos, de los que ha responsabilizado al gobernador del Estado, Helio Gueiros, que autorizó el envío de tropas de choque.En declaraciones a la Prensa brasileña, Marabuto acusó al gobernador por la "masacre", y dijo que en la Serra Pelada, donde están las principales minas de oro del país, los trabajadores viven en condiciones precarias y son hostigados por las fuerzas del orden.

Marabuto, también comisionado por el Congreso de la República para asuntos relacionados con los buscadores de oro, o ganmpeiros, como se les conece en Brasil, manifestó que se encontraba en el lugar de los hechos cuando unos 400 hombres de las tropas de choque de la policía militar avanzaron disparando a ambos lados del puente.

Los garimpeiros iniciaran la huelga el 28 de diciembre, para pedir al Gobierno más seguridad en las minas, debido a continuos deslizamientos de tierra que se producen por la falta de muros de contención y que provocaron, sólo este año, la muerte de 20 trabajadores.

Los manifestantes, unos 5.000 en total, decidieron bloquear el puente de Tocantins para refarzar su protesta, y a pesar de que se logró un acuerdo provisional entre las partes, horas después la policía invadió el lugar.

Marabuto dijo que la acción de la policía fue programada con el propósito de "masacrar" a los garimpeiros, y agregó que los policías, bien armados, avanzaron por los dos lados del puente, sin dejar una salida.

Los amotinados fueron presa del pánico, y para huir de los tiros y del gas lacrimógeno dísparados por la policía militar, muchos prefirieron lanzarse, desde una altura de 79 metros, al río Tocantins.

Las autoridades federales recopilaron las denuncias de los garimpeiros sobre la cruenta operación, entre las que figura el fusilamiento a sangre fría de una mujer embarazada que después fue lanzada al río, pero no confirmaron las denuncias de Marabuto.

Según el asesor del ministerio, la mayoría de los cadáveres que quedaron sobre el puente fueron llevados en los carros policiales con rumbo desconocido.

También dijo que la retirada de los heridos fue realizada de forma con unta por el prefecto de Maraba, Hamilton Bezerra, y representantes de los garimpeiros, y que para ello fueron contratados 20 autobuses, "ante la mira de las ametralladoras de los soldados". Marabuto insistió en que en un solo autobús había 50 heridos de bala.

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