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Tribuna:EL 31º CONGRESO DEL PSOE Y LA MUJER / 1
Tribuna
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La incorporación femenina al trabajo

Miguel Ángel Fernández Ordoñez

El tema de la incorporación de la mujer al trabajo y a la política se prefigura como uno de los más novedosos del 31º Congreso del PSOE. Ajuicio del autor, este objetivo resume en sí aspectos tan importantes de la política socialista como la mejora de la competitividad de la economía y de la redistribución de la renta.

Después de haber asistido a numerosas reuniones preparatorias del 312 Congreso del PSOE, que han culminado con el congreso regional de Madrid, creo que puedo decir sin temor a equivocarme que el asunto que va a caracterizar más las tareas de dicho congreso será el de la incorporación de la mujer al trabajo y a la política. No puedo decir que sea el asunto más importante porque los congresos hablan absolutamente de todo, pero ciertamente sí aquel sobre el que se diga algo nuevo y a la vez algo que tenga alguna repercusión en la vida cotidiana de los españoles.No es que la política económica o la política internacional, por ejemplo, sean poco importantes. Lo que sucede es que en el momento actual no parece que se pueda decir nada sobre ellas que sea realmente trascendente o que suponga un cambio sobre lo propuesto por los anteriores congresos. En política económica, el gran paso adelante ya se dio en el momento en que los socialistas decidieron poner sus objetivos de mayor bienestar y mayorjusticia por delante de los instrumentos; cuando la preocupación se centró en alcanzar un mayor desarrollo y una mejor redistribución, sin importarles que los medios utilizados hoy no fueran exactamente aquellos que utilizaron en el pasado reciente sus antecesores. En política internacional, por poner otro ejemplo, un momento especialmente importante fue cuando el partido decidió apoyar la incorporación de España a la Alianza Atlántica.

Matices a la ponencia

Por eso, cuando se examinan las enmiendas que se han presentado a la ponencia marco y que tienen alguna posibilidad de salir adelante en el congreso, se puede observar que en su mayoría son enmiendas que tratan de convertir el mensaje del congreso sobre la economía o sobre la política internacional en un mensaje algo menos definido que el de la ponencia marco, quizá porque se intuye que ya ha pasado el momento de hacer grandes afirmaciones en estos campos. Así, frente a una ponencia marco que elogia al mercado casi sin limitación, que pone en cuestión que la empresa pública sirva a los intereses de los trabajadores y que plantea como pilar fundamental de la política económica la moderación salarial y la flexibilidad del mercado de trabajo, se han planteado una serie de enmiendas que no van en contra de lo anterior, pero que vienen a recordar que el mercado tiene también sus fallos, que el sector público en determinadas condiciones tiene algún sentido, que la moderación salarial sólo tiene razón de ser cuando sirve para aumentar el empleo y que la flexibilidad laboral debe llevarse a cabo dialogando con los sindicatos.

Parece claro que ante los tesultados de la política económica no se ha querido -aunque algunos lo han intentado- proponer un cambio en la política, pues el ciudadano no entendería nada, pero tampoco se ha querido utílizar el congreso para entronizar los nuevos instrumentos. El sentido común dice que lo que hoy ha tenido efectos positivos hay que mantenerlo, pero nada nos dice que vaya a ser así en el futuro. Un congreso tiene un límite temporal más amplio, y lo que importa es seguir siendo firme en los objetivos y no casarse con los instrumentos. En política económica todo quedará, pues, en la moderación del lenguaje, tanto en uno como en otro sentido. Y lo mismo sucederá en el campo de la política internacional, que es otro donde se han producido buenos resultados a lo largo de la gestión socialista.

Otro asunto que algunos piensan que podría ser el tema central del congreso es la relación partido-sindicato. Parece evidente que es uno de los problemas más importantes con que se han encontrado los socialistas en los últimos años. Sin embargo, no creo que el congreso se dedique a esta cuestión, y no sólo por aqueRo que decía Cioran de que los desastres demasiado recientes tienen el inconveniente de que impiden ver sus aspectos positivos, sino porque nadie querrá, como es justo, hablar de algo tan importante en caliente, con la herida en vivo.

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Pudiera parecer que estoy diciendo que el asunto de la mujer se puede convertir en importante simplemente porque otros no lo van a ser. Creo, sin embargo, que esto no sería suficiente. Si la incorporación de la mujer al trabajo y la política se convierte en el núcleo central, o al menos en el más distintivo, del 31º congreso, ello se debe a que este objetivo reúne en sí y expresa de forma distinta tres objetivos flitidamentales que tienen hoy los socialistas: en primer lugar, mejorar la competitividad para aumentar el nivel de riqueza y bienestar del país. En segundo lugar, mejorar la distribución de la renta y la riqueza en España. En tercer lugar, situarnos, no sólo en el terreno econórrúco, sino en el terreno social y cultural, al mismo nivel que los países europeos más desarrollo.

El objetivo de la incorporación de la mujer al trabajo es un objetivo que en sí mismo incluye los tres mencionados. No sucede así con todos los objetivos que uno se propone, y así, por ejemplo, mejorar la situación de los pensionistas es un objetivo típico de la política socialista que, obviamente, mejora la redistribuci6n de la renta, pero que desgraciadamente no mejora en absoluto los niveles de riqueza del país porque no mejora de ninguna forma la competitividad de nuestra economía. Por el contrario, el aumento de la población femenina trabajadora es, si bien se mira, el único que permite cumplir a la vez con los objetivos de mejorar la competitividad de la economía española y mejorar la distribución de la renta a favor de los trabajadores.

¿Cómo conseguir el aumento de la renta real de los trabajadores y, por tanto, avanzar en la tedistribución de la renta sin a la vez perjudicar, debido a aumentos importantes en los salarios reales, la competitividad de la economía y, por tanto, el crecimiento de la mísma?

Para buscar la respuesta basta, como casi siempre sucede en España, con compararse con otros países europeos. Compararse, por ejemplo, -con Italia yconstatar que los italianos viven mejor que los españoles, y que estas diferencias en la renta per cápita de los dos países se deben fundamentalmente no tanto a la diferencia salarial -que cada vez es más pequeña y en algunos sectores prácticamente nula-, sino a que en Italia la tasa de ocupación femenina es más alta que en España. La renta de los hogares trabajadores de Italia es mayor por la simple razón de que en estos hogares hay más salarios para las mismas bocas.Relación equilibrada

La distribución de la renta mejora con el aumento del empleo femenmo, pero no sólo mejora la distribución para aquellos hogares cuyas mujeres se incorporan al mercado de trabajo. Con el aumento de la recaudación impositiva, debido a los aumentos en la masa salarial, consumo, etcétera, mejorarán los servicios e infraestructuras públicas que utilizan todos. Otro ejemplo es la posible mejora de las pensiones debido a la mejora de la relación activos / pasivos. O la sanidad, que Vería aumentados sus recursos sin que sus gastos aumentaran, puesto que hoy son beneficiarias de la misma la casi totalidad de las mujeres no trabajadoras.

¿Y qué política debe proponerse para obtener estos resultados? En estos años hemos visto los efectos positivos que la política de moderación salarial y flexibilidad laboral han tenido sobre el aumento de la ocupación femenina. La moderación salarial es importante para la incorporación al empleo no sólo de las mujeres, sino de los jóvenes (donde hemos visto, por cierto, caer la tasa de paro juvenil cinco puntos en el último año y medio), y en general, como es lógico, favorece la contratación de los colectivos peor pagados.La flexibilidad laboral es también muy importante porque, por muy rápidamente que se produzca el cambio de las relaciones entre el hombre y lamujer, parece evidente que la mujer seguirá cargando durarite algún tiempo con una parte importante de la tarea doméstica. Si no hay flexibilidad en la contratación, y especialmente si no se favorecen los contratos a tiempo parcial, no veremos un desarrollo importante de la ocupación femenina.

Pero para favorecer la incorporación de la mujer al trabajo no sólo es necesario mantener las líneas esenciales de la política económica hoy en vigor, sitio también desarrollar otras áreas, tales como toda la revisión (le horarios de trabajo, las dotaciones de comedores, de guarderías y un largo etcétera que puede ser detallado fácilmente a poco que uno examine cuáles son las diferencias entre nuestro país y, por ejemplo, los países nórdicos.

Podría decirse que en estos últimos años el avance ha sido importante; más de un cuarto de millón de mujeres se ha incorporado al trabajo en año y medio, según el Instituto Nacional de Estadística. Sin embargo, cuando uno mira el potencial de fueirza de trabajo femenino, este avance parece muy insuficiente. Basta hacer un simple ejercicio aritmético: los hombres en este país están, en relación a otros países, en muy mala situación en el mercado de empleo: hay muchos hombres en paro. Pues bien, si los 15 millones de mujeres en edad de trabajar estuvietan en la misma situación que los 14 millones de hombres -en l misma mala situación que los hombres-, habría cinco millones de mujeres más trabajando. Si esto sucediera, la población trabajadora sería un 40% mayor y, más o menos, los españoles seríamos un 40% más ricos.

Con la incorporación masiva de la mujer al trabajo podemos ronseguir más competitividad y más riqueza, más redistribución, pero también, lo que es quizá más importante, más cambios, radicales en la sociedad y en la cultura españolas. Las relaciones personales son una fuente fundamental de ideología política; seguir manteniendo relaciones desequilibradas entre el hombre y la. mujer no lleva sino a mantener el. conservadurismo en el conjunto, de las conductas políticas. Y por eso no hay en este momento ninguna política que sirva más a la ideología igualitaria de los socialistas que tratar de establecer relaciones equilibradas entre el hombre y la mujer.

Miguel Ángel Fernández Ordóñez es diputado del PSOE por Madrid.

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