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Concluyó sin víctimas el desvío del avión de KLM tras la detención del secuestrador

Juan Arias

Felizmente, sin víctimas, concluyó anoche la aventura de los 91 pasajeros, entre ellos 50 italianos, y seis miembros de la tripulación del Boeing 737 de la companía holandesa KLM, secuestrado ayer en vuelo de Amsterdam a Milán por un joven de 15 años, que obligó al comandante a aterrizar en el aeropuerto romano de Fiumicino. El secuestrador, que no tenía explosivos en su poder, fue detenido, y los pasajeros y la tripulación quedaron en libertad.

El avión tenía que haber aterrizado en Milán a las 18.25. En vuelo, el joven Adalgiso Scioni, nacido en julio de 1972 en Cerdeña, entró, fingiendo que se sentía mal, en la cabina de los pilotos. Allí les dijo que llevaba en la bolsa de viaje dos bombas de relojería y que haría saltar el avión si no aterrizaba en Roma.Por el rescate de los 91 pasajeros, el joven pidió un millón de dolúres (111 millones de pesetas) y combustible para poder continuar el viaje hasta Nueva York. Dijo también que debían buscarle uina habitación en un hotel de dicha ciudad.

Italia vivió unas horas de pánico, ya que al principio las noticias eran muy confusas. Al aeropuerto se dirigieron inmediatamente un grupo de magistrados y miembros de la acción antiterrorista del Ministerio del Interior. El aparato, envuelto a esa hora de la tarde en una gran niebla, fue rodeado por las fuerzas del orden y por tiradores de alta precisión, preparados para actuar.

Sólo cuando se supo que el secuestrador era un menor de edad de padre italiano y madre holandesa, no muy equilibrado y probablemente desarmado el responsable del antiterrorismo, Umberto Impronta, se decidió a ertrar en el avión con las manos en la nuca, diciendo al joven que le llevaba un mensaje de sus padres. Cuando estuvo cerca del joven, se abalanzó sobre él y le inmovilizó. Examinada la bolsa de viaje del joven se vio que todo había sido un embuste.

En realidad, el joven, que estudiaba informática en una escuela de Oristano, en Cerdeña, había ido hacía unos días a Holanda para ver a los familiares de su madre. Sus padres le esperaban ayer en Cagliari, adonde debía haber ido, tras cambiar de avión en Milán. No se conocía al cierre de esta edición el motivo que llevó al joven sardo al secuestro el avión.

Cuando la radio y la televisión anunciaron que el joven había sido detenido y los 91 pasajeros liberados todo el país respiró satisfecho como liberado de una terrible pesadilla. El joven pudo encontrarse, ya en el aeropuerto, con su madre y sus hermanos pequeños. Ésta fue convocados por las autoridades inmediatamente a Roma para que mediasen en el asunto. Entre los pasajeros se hallaba una pareja de Brescia que regresaba de Brasil, donde había adoptado a una niña a quien le tocó vivir la dramática experiencia del secuestro.

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