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El 'grupo de los siete' se compromete a poner fin a la caída y a las excesivas fluctuaciones del dólar

Francisco G. Basterra

Estados Unidos, en un giro de 180 grados, firmó el martes por la noche un compromiso con seis países industrializados que declara el fin de la caída del dólar y garantiza una intervención -no especificada- para impedir que la divisa norteamericana siga depreciándose. Los miembros del grupo de los siete (EE UU, Japón, la República Federal de Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia y Canadá) hicieron público un comunicado conjunto, firmado simultáneamente en las siete capitales en la madrugada del miércoles, con un acuerdo, para evitar "excesivas" fluctuaciones del dólar.

La declaración, que sustituye a una esperada reunión del grupo de los siete, que queda aplazada, promete también una vaga intervención en caso de que el dólar suba excesivamente, por encima de un nivel que no ha sido precisado pero que al parecer ha sido acordado secretamente. Los países más ricos del mundo se comprometen a mantener tipos de cambio más estables, que admiten que "es en su interés común", y "acuerdan cooperar estrechamente en los mercados de cambios'.Esta declaración es interpretada como un claro pacto de los bancos centrales de intervenir comprando o vendiendo divisas para corregir las fluctuaciones "excesivas". Se trata en el fondo de fijar un nuevo suelo y un, nuevo techo al dólar, cuya precipitada caída (el 12% contra el marco y el 9% frente al yen en los dos últimos meses) había irritado a los Gobiernos de Bonn y Tokio. Los expertos consideraban ayer que la banda por debajo del dólar es la cotización existente en el momento de la firma de la declaración de los siete.

La declaración de los siete no resuelve una importante duda: si Estados Unidos está dispuesto a subir los tipos de interés para hacer más atractivo el dólar para los inversores extranjeros, o cree que no será necesario. Portavoces oficiales se negaron ayer a responder a esta incógnita, pero es un hecho que el miedo a una recesión, sentido con fuerza tras el desplome de las bolsas, se ha desvanecido y la inflación está controlada. Estos datos y el comienzo de un año electoral en EE UU podrían posibilitar una política monetaria más flexible de la Reserva Federal.

Tipos de cambio

La declaración, negociada telefónicamente en las dos últimas semanas por los ministros de Finanzas y los presidentes de los bancos centrales de los siete, afirma que "tanto una excesiva fluctuación de los tipos de cambio, o una nueva depreciación del dólar, o su subida hasta un extremo que pueda ser desestabilizador podría ser contraproducente al dañar las perspectivas de crecimiento de la economía mundial".

Estados Unidos, después de dejar caer voluntariamente e dólar durante dos meses, estima que su depreciación es y, suficiente. "Esperamos que no bajará más", anunció ayer un portavoz de la Administración de Reagan, y afirmó que "el proceso de coordinación política entre los países más ricos está vivo y bien". El funcionario explicó que este cambio de política ha sido posible porque algunos países, concretamente la RFA y Japón, han tomado medidas de estímulo económico y que EE UU también ha adoptado políticas que pueden permitir una mejora de los desequilibrios comerciales mundiales.

Washington quería publicar la declaración conjunta justo después de que el Congreso y el presidente han llegado a un acuerdo para reducir el enorme déficit presupuestario en 79.000 millones de dólares, en dos años. El acuerdo final fue alcanzado el martes y la Administración de Reagan confía en que calme a los mercados financieros. La declaración era esperada, pero no tanto el compromiso de defender el dólar a unos niveles concretos. Al menos, algunos de los siete, dijo un portavoz de la Administración, tienen un "acuerdo explícito" sobre hasta dónde debiera subir el dólar.

Hasta ahora, el secretario del Tesoro, James Baker, había defendido públicamente una política de un dólar débil. Un poco antes del crash de la Bolsa de Nueva York, el 19 de octubre, Baker dijo que Estados Unidos tenía como prioridad evitar una recesión y, para ello, perseguiría una política de dinero barato. En ningún caso, explicó, subiría los tipos de interés para evitar la depreciación de la divisa. El compromiso de detener la caída del dólar fue considerado ayer como una concesión importante de EE UU, que se declara satisfecho de las limitadas medidas adoptadas por Japón y la RFA para estimular sus economías y aumentar sus importaciones.

La declaración de los siete es, en realidad, un nuevo compromiso de las naciones más ricas que refuerza los objetivos básicos de coordinación económica alcanzados, el 22 de febrero pasado en París, conocidos como los acuerdos del Louvre. Pero ahora, este Louvre-2 declara prioritaria la estabilidad de los tipos de cambio y promete acciones para conseguirlo.

La declaración de los siete admite que el desplome de las bolsas puede tener algunos "efectos adversos" en el crecimiento económico del mundo industrializado. Pero no estima probable una recesión, palabra que no aparece para nada en el comunicado.

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