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Fum, fum, fum

Radwan Abu Aysh, Faifal Al Husseini y Akram Hananieh son tres de los muchos palestinos que esta Nochebuena padecerán en sus carnes el villancico sangriento que desde hace bastantes años están componiendo los israelíes ocupantes de Gaza y Cisjordania, por no decir la sinfonía que, desde 1948, tiene organizada el Estado de Israel con el acompañamiento coral entre sumiso y culpable de las potencias occidentales.Claro que los grandes de este mundo, cuya sensibilidad rezuma sacarina en estas fechas, están entristecidos por los graves acontecimientos que agitan el lugar donde nació Jesús. Es un consuelo pensar en ello, mientras suena la siniestra zambomba y los jóvenes caen abatidos a balazos sobre la tierra que ya no es suya.

Radwan Abu Aysh es presidente de la Asociación de Periodistas Palestinos y redactor jefe de la revista Al-Awda, con sede en Jerusalén, que se publica en árabe y en inglés y que está prohibido leer en los territorios ocupados. Falfal Al-Husseini es el director del Centro de Investigaciones y Estudios Palestinos de Jerusalén. Akram Hananieh es editor del periódico Al-Haabk. Los dos primeros han sido detenidos y permanecen en prisión. El tercero ha sido expulsado.

Buenos conocedores del valor del pensamiento, los invasores no tienen bastante con reprimir, someter, humillar y masacrar. Deben tratar de neutralizar las ideas. Y la comunicación de las ideas. Hitler también lo hizo, como ellos saben bien.

Las gentes solidarias se han movilizado, y han sido enviados mensajes de petición de ayuda a los organismos pertinentes, pero sería iluso pensar que la arbitrariedad ejercida contra tres intelectuales palestinos, dos de ellos periodistas, pueda levantar grandes indignaciones generales. No es como si cerraran La Prensa en Managua, a ver si me entienden.

Occidente tiene mucho miedo a que lo tachen de antijudío, pero una vez más está ayudando a los verdugos. En este caso, doblemente culpables, porque ayer fueron víctimas.

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