El nuevo líder checoslovaco anuncia cambios económicos y continuidad política
El nuevo jefe del partido comunista de Checoslovaquia, Milos Jakes, ha anunciado ante el pleno del Comité Central, que se celebra en Praga, su intención de profundizar en los cambios económicos, pero ha advertido que se mantendrá la línea política del pasado 171 congreso. En aquella reunión, en marzo de 1986, los esfuerzos reformistas de un sector del partido no lograron romper el frente de los ortodoxos y adversarios de la nueva política de apertura de la URSS.
Por presiones de la URSS y de la opinión pública checoslovaca, que ha depositado grandes esperarzas en la nueva política del Kremlin, el sector renovador del partido se ha crecido desde entonces. La disidencia checoslovaca ha coincidido en que, sin conceder crédito renovador al nuevo jefe del partido, el relevo de Gustav Husak es el principio del fin del anquilosamiento de la vica política en el país.El nombramiento de Jakes es, según todos los indicios, la solución del compromiso entre reformistas e inmovilistas. Jakes no era el candidato preferido del maximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov. El Kremlin habra preferido al primer ministro, Lubomir Strougal, pero la correlación de fuerzas aún no ha permitido este cambio.
Disidentes checoslovacos y observadores occidentales coinciden en que Jakes podría ser sólo una solución transitoria hasta que, por imperativos biológices, vayan desapareciendo del buró político y del secretariado los grandes bloqueadores de la re,lovación.
El lobo y la cabra
Oza Sik, profesor de economía exiliado en Suiza, que ocupó cargos de responsabilidad en la primavera de Praga con Alexander Dubcek, dijo al conocerse el relevo de Husak por Jakes que es lo que dice un refrán checo de "dejas satisfecho al lobo y la cabra siína", refiriéndose a los intentos de la dirección del partido de hacer ver a Moscú que se realizan cambios mientras en el interior del país los ortodoxos siguen con su influencia intacta. Según Sik, el nombramiento del gris funcionario Jakes es una forma de gan ir tiempo y esperar a ver si Corbachov logra imponer su línea en la URSS.Muchos son aún los checoslovacos que auguran a Gorbachov la suerte de Dubcek y no quieren comprometerse con la vanguardia de las reformas. Tanto Sik como el también exiliado Jiri Pelikan piensan, no obstante, que el cese de Husak supone en sí el primer gran cambio en Praga desde el aplastamiento de las reformas de Dubcek y acelerar los siguientes.
El sucesor de Gustav Husak utilizó su primera intervención como secretario general para calmar las inquietudes del sector más inmovilista del partido, aún fuerte. Sus llamadas a la unidad del partido parecen confirmar que la lucha entre los partidarios de reformas profundas económicas y políticas en torno a Strougal y los dogmáticos no han concluido con su nombramiento.
El mensaje de felicitación a Jakes de Gorbachov ha inquietado aún más a los ortodoxos, que temen que, tras 18 años de estabilidad o esclerosis, unos cambios traigan otros y su posición se deteriore. Gorbachov dejó claro en un mensaje hecho público por la agencia Tass que espera "la reestructuración de los mecanismos económicos y la democratización de la vida pública y política". Con su felicitación, deja claro que espera algo más que las reformas económicas que Jakes anunció en su discurso de toma de posesión.
En sus 20 años en cuadros dirigentes del partido Jakes no ha logrado perfilarse como un dirigente de carácter. Los checoslovacos lo asocian a las implacables purgas de comunistas reformadores en los dos años siguientes al aplastamiento de la primavera de Praga. Decenas de miles de cuadros y profesionales liberales expulsados del partido acabaron como jardineros municipales, calefactores, porteros o guardabarreras por el celo purificador de este funcionario. Sin embargo, la importancia del relevo va más allá de las posibles diferencias ideológicas y políticas entre Husak y Jakes.
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