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Pintura y fotografía, buenas relaciones

Secuencias de un romance en el arte del siglo XX

La aparición de la fotografía a mediados del siglo pasado ha revolucionado la iconografía del siglo XX. Uno de sus principios técnicos, la cámara oscura, ha dado paso a otras artes, como el cine y el vídeo. En relación con las artes clásicas, valga la anécdota de que hoy día se puede pintar un retrato sin la presencia del modelo y un paisaje sin salir al campo. Esto ya lo intuyó Ingres cuando empezó a utilizar las fotos de Nadar para realizar sus cuadros. También por parte de los fotógrafos artísticos, como Demachy o Tournachon, se intentaba emular el dibujo y la pintura.

Pronto comprendieron los fotógrafos que la imitación de la pintura no era el camino a seguir, al mismo tiempo que los pintores de principios de siglo inician una ruptura de estilo con la tradición clásica y realista.Los propios fotógrafos empezaron a considerarse los ostentadores de un medio de expresión plástica de vanguardia, solidarizándose con los representantes de las vanguardias pictóricas. De este modo, los impresionistas exponen por primera vez, provocando un gran revuelo en el mundo del arte en 1874, en el estudio de Nadar. Las primeras exposiciones de arte moderno que se celebran en Estados Unidos son organizadas por un fotógrafo, Edward Steichen, que en 1908 enseña las obras de Matisse y, posteriormente, las de Rodin. Junto con otro fotógrafo, Alfred Stieglitz, Steichen monta la muestra Armory show en 1913, que tiene lugar en la galería Plioto-Secession, más conocida por la 291, en la que se muestran por primera vez en Estados Unidos obras de Cézanne, Van Gogh, Picasso, Kandinski y Braque, entre otros.

Curiosamente, casi en el mismo momento en que aparece la fotografía se produce la revolución del arte moderno, surge el abstracto.

Fotos de movimientos

Más que rivalizar, y en la imposibilidad de ignorarse, la fotografía y la pintura interrelacionan lo mejor de sus disciplinas. Así nos encontramos con artistas que, provenientes de la pintura, se adentran en el mundo de la fotografía, como Moholy-Nagy y Man Ray. Pintor constructivista relacionado con la Bauhaus, Moholy-Nagy empieza a hacer sus fotogramas a principios de los años veinte, y Man Ray, del grupo Dadá, inicia sus experimentos de rayografías y solarizaciones.

Es la década en que se gestan los principios del movimiento superrealista. Ya. en 1913, el futurista italiano Bragaglia realiza sus primeras fotos de movimientos; en 1915, Stieglitz, Duchamp, Picabia y, Man Ray fundan en Nueva York la revista 291, y un año más tarde, Tristán Tzara publica en Zúrich la revista Dadá.

Se puede decir que fue en esa época de agitación social e industrialización de principios de siglo cuando fotografía y pintura empiezan a comprenderse mutuamente. La fotografía aprendió de la larga experiencia de la pintura, y ésta, a su vez, de la frescura de una nueva manera de reproducir e interpretar gráficamente la realidad.

A lo largo de la reciente historia del arte se puede comprobar esta interrelación en las fotos superrealistas que Dalí hiciera con el fotógrafo Philip Halsman; en los ambientes urbanos pintados por Edward Hopper; en los retratos de Tamara de Lempicka; en el pop art de Richard Hamilton, Warhol, Rauschemberg; los hiperrealistas como Chuck Close o Richard Estes; el uso documentalista de Richard Long y otros conceptuales; pintores españoles como Rafael Canogar, Darío Villalba, Juan Genovés o Antonio López; los mosaicos fotográficos de David Hockney; las ampliaciones de Gilbert y George, o los llamados inexpresionistas, como Sherry Levine, Barbara Kruger y Cindy Sherman.

Llegados a este punto del arte actual, las definiciones de pintor o fotógrafo pierden su sentido en muchos casos, sustituyéndose por el término artista, al margen de que existan pintores y fotógrafos puros. Del mismo modo que hay artistas provenientes del mundo de la pintura que acaban utilizando descaradamente las técnicas fotográficas, hay fotógrafos que se apropian de conceptos pictóricos y algunos que usan directamente el pincel y los pigmentos sobre sus fotos, como Duane Michais y Gwen Thomas, o los españoles Eguiguren, Antonio Bueno, Ouka Lele y Carlos Villasante, entre otros.

La fotografía empezó a considerarse como un arte en sí por los no fotógrafos desde el momento en que hubo un poco de perspectiva histórica. Entonces se pudo comprobar que los retratos de Nadar o Margaret Cameron eran mucho mejores que los que les fueron pintados a los mismos personajes.

Gracias a la simplificación en el manejo de las cámaras, hoy día cualquiera puede hacer fotos, no hay más que aprender la técnica. Pero eso no presupone que cualquiera pueda realizar buenas fotos, como tampoco se es literato por el solo hecho de conocer el alfabeto y saber escribirlo. Detrás de la cámara ha de

Pintura y fotografía, buenas relaciones

haber un individuo que exprese algo interesante y que sepa cómo hacerlo.El primer paso para comprender el arte, y en este caso la fotografía, es aprender a mirar. Moholy-Nagy profetizaba que los analfabetos del futuro serían aquellos que no supieran manejar una cámara de fotos. Yo rectificaría diciendo que serían aquellos que no supieran leer una imagen.

Como en otras disciplinas del arte, en la historia de la fotografía nos encontramos, comprimidos en siglo y medio, innumerables tendencias y estilos. Desde el primitivo pictorialismo hasta el superrealismo, el documentalismo realista, el abstracto, el pop, el conceptual, el expresionismo, la nueva objetividad y todos los neos al uso.

Espejos y ventanas

Con el fin de crear una metodología en el estudio de la fotografía moderna, John Szarkowski, del Museum of Modem Art neoyorquino, establece en 1978 una teoría que diferencia dos corrientes principales: la de los espejos y las ventanas. Los espejos se refiere a la tendencia que refleja la expresión interna del autor, la autoexpresión. Las ventanas es aquella a través de la cual el autor analiza el mundo y lo describe. Se puede decir que en la primera se admite una cierta manipulación técnica de la imagen resultante, y en la segunda, una manipulación sólo de concepto referido a la realidad fotografiable, aunque en la práctica estas definiciones no siempre están claramente delimitadas entre sí.

Otra manera de definirlas sería la de fotografía naturalista, aquella que capta una situación, un gesto o una actitud del contexto real, y fotografía imaginaria, la que pone en duda la realidad misma de lo que se fotografía, situándola al borde de lo irracional. La naturalista capta aspectos de la naturaleza que nunca fueron representados antes de la invención de la fotografía, y la imaginaria sólo existe cuando el autor inventa el hecho o la situación a fotografiar, incluso por medie, de manipulaciones técnicas.

Una de las características de la fotografía contemporánea consiste en que el estilo del autor forma parte del contenido de la imagen, entendiendo por estilo la actitud que toma frente al mundo y la manera de representarlo. Hoy día, todo ha sido ya fotografiado, e importa menos lo que se fotografía que la manera de hacerlo.

Dicho de otra manera, no hay temas mejores que otros; sólo hay fotos mejores y fotos peores, ya que, aunque existen objetos y situaciones nuevas, básicamente la gama de sujetos fotografiables viene a ser la misma que hace un siglo.

El color

En la fotografía actual, el perfeccionamiento de los materiales y de las técnicas de color ha revolucionado el concepto clásico de la fotografía. Habitualmente rechazado por los más puristas, que se escudaban en estilos rancios -y repetitivos, el color ha sido finalmente aceptado por éstos, aunque no siempre comprendido, por mucho que algunos se hayan atrevido finalmente a practicarlo con desigual fortuna. Por contraste, esta nueva dimensión expresiva ha catalizado y renovado también el lenguaje del blanco y negro, propiciando una crisis de conceptos entre sus más anquilosados adeptos.

A partir de la irrupción plena del color, determinados planteamientos de la creación fotográfica clásica han quedado invalidados. Como sucede en la pintura, se ha de utilizar el color siempre que éste se articule como un lenguaje, y no como un adorno. Una buena foto en color pierde todo su sentido en blanco y negro. Del mismo modo, una buena foto en blanco y negro dejaría de serlo o perdería su fuerza expresiva si se realiza en color.

Estos principios de utilización cromática son válidos tanto para la fotografía como para el arte en general, y si no fuera así, ¿podríamos imaginar qué sería de Van Gogh en blanco y negro, o del Guernica, de Picasso, en colores?

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