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Los acontecimientos extrabursátiles marcan la trayectoria de este ejercicio

El ejercicio bursátil va a terminar con un tono cercano al gris, pero ocultando un año que ha puesto los mercados al rojo vivo. Enrique de Benito ponía así de manifiesto las vicisitudes por las que han atravesado las bolsas en un año en el que se va a duplicar el volumen negociado en acciones, al tiempo que el factor confianza, en este caso desconfianza, ha alejado a los inversores del mercado. Para el síndico de la Bolsa de Madrid, los factores extrabursátiles han tenido una gran importancia en el desarrollo de los acontecimientos que han movido a las bolsas a lo largo de este año.

No resulta fácil darle un repaso a un año corno este en pocas palabras, pero el síndico madrileño lo consiguió tocando, además, todos los temas candentes que han hecho de la bolsa noticia casi diaria. El impacto de la crisis quedó situado en primer lugar, por encima de reformas y de OPA, tal vez porque la situación de las bolsas en los próximos meses va a depender de la recuperación de la confianza en el mercado por parte de los inversores, algo que no sucedería porque dos bancos se fusionen o porque cambien los mecanismos del mercado."El 19 de octubre se abrió la caja de Pandora y en el fondo sólo quedó la esperanza". Más poético, pero parecido al cuento de la lata de sardinas, el símil ilustra el dramatismo con que se vivieron aquellos momentos iniciales de la crisis en los mercados de valores. Hay un antes y un después de aquel día 19 de octubre, también las crisis llegan con retraso, para los mercados, a pesar de que ya antes el índice general había marcado un mínimo anual por debajo del nivel de apertura. Antes se había ponderado el impacto de algunas variables económicas en los mercados de valores, y el alza de los tipos de interés, unida a la suspensión de la contratación de Fecsa, sumió a las bolsas en un estado del que sólo saldrían olvidándose en parte de la economía real.

A partir de ese momento la actividad de la inversión extranjera y las expectativas de crecimiento económico lanzaron a los mercados de valores hacia sus cotas históricas más altas, encontrando constantes apoyos en los datos económicos que se iban conociendo. El previsible control de la inflación, saludado cada mes con nuevas subidas era uno de los escasos elementos que continuaban ponderando en el mercado, ya que otras variables, crecimiento de la masa monetaria y mantenimiento de altos tipos de interés, eran sistemáticamente olvidados por los inversores.

El nivel del negocio ascendió hasta niveles insospechados, pues al 30 de septiembre la contratación efectiva en acciones era un 120% superior a la del mismo periodo del año anterior. La caída posterior impedirá la consecución de un récord más alto, pero no va a evitar que los 1,7 billones de pesetas efectivas del año 1986 sean doblados. El total negociado en la Bolsa de Madrid ascenderá, a finales de este ejercicio, a 7,8 billones de pesetas, lo que supone un incremento del 60% respecto al año anterior.

Las operaciones procedentes del extranjero superaron en agosto, último dato conocido, el billón de pesetas, lo que mantiene a estos inversores con una cuota de mercado cercana al 30%. El saldo neto era, en esa fecha, favorable a las comprasen más de 100.000 millones de pesetas. En cuanto a las operaciones a crédito, las estimaciones apuntan a los 250.000 millones de pesetas efectivas, con una clara ventaja de las operaciones de compra.

Todos estos datos no libran a la bolsa madrileña, con una cuota de mercado del 81%, de problemas, pues la estrechez persiste, continúa careciendo de la necesaria liquidez y el número de sociedades admitidas a contratación aún no compensa las bajas anteriores a este periodo. Con todo, las empresas admitidas a cotización durante este año han sido 16, creciendo por vez primera desde 1981.

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