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La temporada valenciana cerró con pérdidas

Partidos de oposición piden que la plaza de toros vuelva a la gestión privada

La temporada de la plaza de toros de Valencia, propiedad de la Diputación Provincial, se ha liquidado con pérdidas, que el propio presidente de la Diputación, Antoni Asunción, cifra en unos 23 millones de pesetas, mientras José Luis Ibarra, diputado por Alianza Popular, afirma que rebasan los 50 millones de pesetas. La Diputación explota directamente la plaza y tiene encomendada la gestión del empresario José Luis Lozano -asociado con sus hermanos Eduardo y Pablo y con Manuel Cano-, a quien abona 10 millones de pesetas anuales por su trabajo.

La gerencia organizó 31 espectáculos taurinos en el transcurso de la temporada 1987, con una asistencia total de 189.698 espectadores; ligeramente superior al resultado que obtuvo en 1986, en cuya temporada se dieron 32 festejos con una asistencia de 169.925 espectadores.Aunque estas cifras se mantienen equilibradas, los resultados económicos han mejorado, pues el déficit de la temporada 1986, primera de gestión de José Luis Lozano, alcanzó los 53 millones de pesetas, y esta cifra, a su vez, supuso una rebaja sensible respecto a los resultados de la temporada 1985, que gestionaron Simón Casas y Enrique Patán, con unas pérdidas superiores a 150 millones de pesetas.

Anteriormente la plaza de Valencia era explotada por empresas privadas, previo concurso, que pagaban un canon anual de arrendamiento. La última fue la empresa Camará-Pedrés, que abonaba a la propiedad más de 40 millones de pesetas anuales. En 1985 la Diputación convocó concurso y, ante la general sorpresa, lo declaró desierto y decidió ir a la gestión directa.

Gestión directa

Asunción asegura que los candidatos de aquel concurso ofrecían mejoras sobre la programación taurina que exigía la convocatoria, pero no había garantías de que las fueran a cumplir. Con la gestión directa, aquel año aumentó el número de los espectáculos taurinos, aunque con las fuertes pérdidas ya mencionadas. Paralelamente, la Diputación realizó campañas de promoción cultural y popular de la fiesta, con una intensidad y una calidad sin precedentes.Partidos de la oposición en la entidad cuestionan los resultados de la gestión directa en Valencia, que consideran negativos en la mayoría de sus aspectos, y la propia actuación de la gerencia, a la que acusan de atender antes a sus intereses particulares que a los de la Diputación y de la afición valenciana. José Luis Ibarra manifiesta que los hermanos Lozano y Manuel Cano han incurrido en favoritismo al contratar para la plaza de Valencia a los toreros que apoderan y al lidiar toros de Alcurrucén, que es ganadería de su propiedad.

José Luis Lozano refuta así estas acusaciones: "El Soro, de quien somos poderdantes, toreó seis tardes en 1985 en Valencia, a 3,5 millones de pesetas cada una, y en cambio lo hizo cuatro en 1986 -primer año de nuestra gerencia-, con los mismos honorarios. En las fallas de 1987, Espartaco, a quien apoderaba Manuel González, cobró 6,750 millones de pesetas, y en la feria de julio, que ya lo apoderábamos nosotros, percibió 5,5 millones de pesetas. Mi sobrino, Fernando Lozano, este año sólo ha toreado en Valencia la corrida de su alternativa, y Niño de la Taurina, a quien apodera Manuel Cano, percibió 100.000 pesetas menos que los demás novilleros y si se le repitió más tardes fue porque cortó orejas. En cuanto a los toros de Alcurrucén, sólo han acudido a Valencia para un festejo de rejoneo o de sobreros".

José Luis Ibarra propondrá a la Diputación que vuelva a salir la plaza a concurso, para que, a partir de 1988, la explote una empresa privada en base a un pliego de condiciones que garantice la continuidad y calidad de la temporada taurina, y rentabilidad de la plaza que, afirma, no tiene por qué ser deficitaria.

Sin embargo, cree que la Diputación puede estar interesada en que continúe la gestión directa. "La situación es grave", dice, "pues faltan apenas tres meses para que empiecen las fallas y no sólo no hay proyectos para este abono, sino que ni siquiera se ha determinado la fórmula de explotación de¡ coso. Pero si permanece la gestión directa, propondremos que se haga un diseño serio de la temporada, con su correspondiente presupuesto, con indicación de diestros y ganaderías a participar; que se rescinda el contrato a Lozano y se nombre un gerente valenciano; promoción efectiva de los toreros regionales y recuperación de nuestras tradiciones, como es la desenca . onada, que suprimió la gerencia actual".

Fórmula de explotación

Antoni Asunción afirma que en un próximo pleno dará a conocer la fórmula de explotación de la plaza para 1988, y admite que podría ser la aún vigente, "aunque", matiza, "con importantes cambios". Y añade que la promoción efectiva de la fiesta en Valencia siempre es deficitaria: "Las pérdidas de estos años obedecen a esa promoción, que hemos hecho a fondo. Según los estudios de mercado que encargamos en su día, la feria de fallas es rentable y la de julio se puede defender, pero si añadimos al presupuesto organizar novilladas de promoción, se pierde mucho dinero. Cuando la oposición critica los gastos y pide que se saque la plaza a concurso para que la explote una empresa privada, debería tenerlo en cuenta".

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