El ingeniero Funel
El documento de referencia obligada en la política de comunicaciones por carretera de Francia hacia España es el llamado informe Funel, nombre del ingeniero que lo redactó. Encargado por el Gobierno francés en 1985, el informe está clasificado como confidencial por la franqueza de sus análisis políticos. Las preferencias de los dos gobiernos y de la CE surgen, de hecho, de las reflexiones de Funel. De nueve pasos fronterizos entre España y Francia, Funel da preferencia a los cuatro que luego han recibido las bendiciones gubernamentales y descarta el túnel de Gavarnie y el propio túnel de Monrepos, en la ruta de Somport.El ingeniero realiza observaciones agudas sobre la organización política española: "...para las negociaciones posteriores, el problema que plantea la multiplicidad de interlocutores será más arduo. Los actuales contactos locales entre autoridades diversas se hacen dentro de una cierta ambigüedad y permiten interpretaciones distintas de las que conviene desconfiar". Las informaciones de Prensa en la parte española sobre el túnel del Cadí parecen confirmar sus reflexiones, ya que casi nadie pone en duda la construcción del túnel gemelo francés en el Puymorens, pese a no estar decidida.
Funel pone en evidencia que los problemas no son únicamente franceses ("la salida española desde Andorra es execrable") y matiza sutilmente sobre los distintos intereses (la petición del Estado español respecto al túnel de Puymorens "es un poco menos fuerte que en el caso de Somport, pero no conviene decirlo"). Pero su posición respecto al túnel del Puymorens es casi fatalista: "Es evidente que el ataque del itinerario Touolouse-Barcelona por las dos extremidades llevará un día u otro a su perforación".
El Gobierno francés cuenta con este informe, los estudios de viabilidad de la Asociación para el Túnel de Puymorens, la aprobación de la CE, el acuerdo favorable de la Datar, las buenas palabras intercambiadas en los encuentros bilaterales con el Gobierno español, la presión ejercida desde Cataluña (con el túnel del Cadí, la autopista Terrassa-Manresa, y el acondicionamiento del eje del Llobregat) y la Ilusión despertada a ambos lados de la frontera. Cuenta también, en contra, con los estudios de rentabilidad y circulación, muy ajustados en épocas de crisis, y con la tendencia a olvidar el sur, menos industrializado, menos poderoso y menos agobiante en su presión sobre los despachos parisienses que otras regiones.
Ya en plena precampaña electoral, el gobierno de Chirac es quien tiene la última palabra. Según el diputado Bonreapux, desde ahora hasta enero pasarán los últimos diez segundos para el túnel de Puymorens, en los que se juega, quizás, el último cerrojo de los Pirineos.
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