Cientos de vecinos abandonan Finisterre por temor a una explosión

Cientos de vecinos de las localidades de Finisterre y Corcubión, próximas a la costa donde se halla embarrancado el buque panameño Cason, siniestrado el pasado día 5, han comenzado a evacuar voluntariamente sus domicilios, ante el temor de que un temporal, que parecía avecinarse ayer, provoque el estallido de la nave. El Cason carga, al menos, 2000 bidones de productos tóxicos e inflamables, entre ellos, sodio metálico, sustancia explosiva al contacto con el agua.

Desde la madrugada de ayer, unas 200 familias abandonaron Finisterre en sus vehículos, llevándose con ellos sus enseres más esenciales. Mientras, los responsables de los servicios de rescate reiteraban los llamamientos a la tranquilidad de la población. El director general de la Marina Mercante, José Antonio Madiedo, achacó a "la rebeldía de algunos grupos" la inquietud de los vecinos. Por su parte, el comandante de Marina de La Coruña, Antonio Pache Montenegro, dijo que "no hay razones para el alarmismo".La retirada de los bidones del interior del buque, que contiene productos tóxicos, se inició a primera hora de la tarde de ayer, al remitir el foco de ignición existente en la proa y para evitar las posibles consecuenclas del temporal. La operación continuó también anoche gracias al uso de unos reflectores instalados por el Ejército. La retirada de la carga durará varios días, según los responsables de la operación.

En Finisterre, localidad que cuenta sólo con una estrecha carretera de salida, existía ayer una considerable tensión. Al término de una asamblea popular, la primera en que se facilitó información oficial a los vecinos, se registraron enfrentamientos en la parada de la única línea regular de autobuses. La incertidumbre que pesa entre los habitantes de esta zona hizo que en muchas casas no se durmiese en la noche del martes.

Una de las razones que, al parecer, ha provocado la inquietud en los vecinos de la zona son las llamadas que han recibido de sus familiares en distintos países de Europa, alarmados ante las noticias que sobre el siniestro han facilitado los medios de comunicación de sus respectivas naciones.

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