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Jacques Chirac pide y obtiene la confianza de la Asamblea francesa

Lluís Bassets

El primer ministro francés, Jacques Chirac, obtuvo ayer la confianza que había solicitado a la Asamblea Nacional, después de un debate sobre política general especialmente áspero, en el que la mayoría conservadora aprobó el balance de la gestión gubernamental. Los socialistas, que denunciaron el carácter electoralista del debate, abandonaron el hemiciclo cuando el presidente de la Asamblea, el gaullista Jacques Chaban-Delmas, impidió que Lionel Jospin terminara, fuera ya de tiempo, su defensa de la honorabilidad de los socialistas en las acusaciones de corrupción que llueven sobre destacados militantes a cinco meses de la elección presidencial.Este voto de confianza, el tercero solicitado por Chirac al Parlamento en 20 meses de gobierno, se ha producido después de una serie de éxitos gubernamentales y de los primeros movimientos y declaraciones de los futuros candidatos a la presidencia de la República. La detención de terroristas y la liberación de dos rehenes franceses en Líbano permitieron a Chirac ofrecer un balance particularmente positivo de su política, en un momento excepcional en que las encuestas sobre su popularidad empiezan a remontar, tras varios meses de mediocres resultados.

El primer ministro hizo especial hincapié en la política de asistencia a la tercera edad, en explícita alternativa a la propuesta socialista de una renta mínima garantizada para todos los franceses, financiada con la restauración del impuesto sobre las grandes fortunas. También subrayó la importancia de la política educativa, sector en el que anuncié un paquete de medidas para mejorar la eficacia del sistema escolar y de la investigación, en respuesta a la propuesta de Michel Rocard, el eterno y prematuro candidato a la presidencia de la República, que ha realizado la petición insólita de reunir en las fimciones del primer ministro las del ministro de Educación.

Jacques Chirac ha deseado, según todos los comentaristas, reforzar su posición en dos direcciones. Respecto al exterior, ante la cumbre de Copenhague, donde deberá defender las posiciones de la agricultura francesa frente a las exigencias de rigor presupuestario británicas, y a la vez afrontar las críticas de algunos países europeos por la particular diplomacia utilizada en sus relaciones con Irán, a propósito de los rehenes de Líbano y de la llamada guerra de las embajadas. Respecto al interior, ante los esfuerzos crecientes del seguro candidato a la presidencia de la República, Raymond Barre, por desmarcarse de la política gubernamental, en preparación de la campaña electoral.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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