Objetores
Soy objetor de conciencia al servicio militar, y recientemente me negué oficialmente a realizar la prestación social sustitutoria, uniéndome a los cerca de 10.000 objetores que, puestos entre la espada y la pared por una ley de objeción restringida, intransigen e y punitiva, optamos por la vía de la insumisión y en breve empezaremos a notar las consecuencias. El tema de la espada y la pared funciona más o menos así: si rechazamos la prestación social perdemos una oportunidad espléndida de integrarnos en un programa altruista de servicio a la sociedad en proyectos de promoción del medio rural, defensa de la naturaleza y otros que a muchos nos interesan, pero si la aceptamos se nos obliga a hacer estas cosas dentro de un marco impuesto, con una duración impuesta (mayor que el servicio militar), un sistema de sanciones impuesto y dejando de lado a los objetores sobrevenidos, los que no quieren motivar su declaración y los que objetan por razones políticas; de esta forma se pretende obligarnos a la insolidaridad con otras personas que tienen idéntico derecho a objetar y no son reconocidas.La espada pincha, pero hemos decidido avanzar hacia ella. Yo pido respeto y comprensión, cuando no solidaridad, con los que nos hemos metido en esto. Y animo a las personas a reflexionar sobre dos problemas: la legislación que en teoría debería garantizar un derecho de conciencia, de hecho está reprimiendo y castigando por una razón de conciencia, y, por otra parte, si seguimos por este camino, de nuevo se va a procesar y encarcelar a personas por razón de su ideología en un Estado que se autodenomina democrático.-