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"Gorbachov piensa por sí mismo, y a Reagan se lo dan hecho los militares"

Cuatro obreros soviéticos juzgan las relaciones en la 'cumbre'

Pilar Bonet

"Gorbachov piensa por sí mismo, y a Reagan se lo dan todo hecho los militares. En Reikiavik, Gorbachov casi convenció a Reagan, pero éste hizo un alto, consultó a sus asesores y ya no cedió". Así ve Alexander, un joven camionero soviético, la personalidad de los líderes de las superpotencias en una mesa redonda realizada por EL PAÍS con cuatro obreros sobre las relaciones Moscú-Washington.

Los participantes en la charla, que tuvo carácter informal y duró casi tres horas, tienen entre 20 y 25 años y accedieron a la convocatoria con la condición de no ser identificados. La curiosidad por el modo de vida norteamericano y la impresión de que no iban a encontrar trabajo en EE UU por su falta de cualificación profesional y por no "estar acostumbrados a trabajar" eran comunes a todos."¿Es verdad que allí los parados se mueren de hambre? ¿Está Nueva York llena de emigrados de la URSS? ¿Se parece Manhattan a nuestra calle de Gorki [principal calle de Moscú]? ¿Roban los trabajadores en las empresas? ¿Pueden los cocineros de los restaurantes comer todo lo que les apetece y llevarse comida a casa?". Éstas eran algunas de las cuestiones con las que los cuatro me acribillaban entre respuestas a mis preguntas.

Una botella de vino amenizaba la conversación nocturna y el alcohol era un tema recurrente, pues todos mis interlocutores soportaban muy mal las medidas antialcohólicas decretadas por Mijail Gorbachov. ¿Venden en EE UU vodka ruso? ¿De qué marca? ¿Es el vodka soviético más barato que el vodka Smirnoff (producida en Occidente)?

Para Fedor, un obrero de la construcción, la imagen de EE UU, "América", viene definida por "un buen coche que se puede arreglar sin dificultad" y una sociedad que "piensa sólo en sus intereses".

La imagen de EE UU de Alexandr tiene mucho que ver con los temas raciales. "Los negros tienen allí un nivel de vida muy bajo, pero los hebreos no. Claro que ya es algo que los negros elijan al presidente y que los mejores cantantes sean de color". EE UU" dice, "dicta la moda. América es el desarrollo por naturaleza, en tanto que la URSS es el estancamiento por naturaleza".

Si estuviera en EE UU, Igor, un ajustador de profesión, quisiera ser "millonario" por el camino de '"ingresar en una mafia", pues está convencido, como sus compañeros, de que sus oportunidades de trabajo allí serían escasas.

Inquietos por el 'caso Eltsin'

"Gorbachov se interesa más por los extranjeros que por nosotros", señala Mijail, un electricista que está de acuerdo con la política exterior de Gorbachov, pero no con la política interna. "Me inquieta lo ocurrido con Boris Eltsin [el ex responsable del partido en Moscú, condenado públicamente por Gorbachov] y me intranquiliza que el mismo Gorbachov se sumara a la campaña contra él".Para Mijail, la cumbre de Washington ha sido posible porque el líder soviético es más ágil que Breznev o que Andropov, aunque éste, en su opinión, habría llevado una lucha más decidida que Gorbachov contra la corrupción.

Mis interlocutores no se acaban de creer que los telepuentes o programas en directo entre un auditorio norteamericano y otro soviético que emite la televisión sean "en directo". "No nos lo enseñan todo", afirma Aleksandr.

"Reagan es una marioneta", dice Mijail. "Marioneta o no, tiene un Estado en sus manos", puntualiza Igor. "Jimmy Carter era un demócrata y también firmó con nosotros. No hay ninguna diferencia entre un presidente y otro", dice Igor.

La posibilidad de una guerra entre las superpotencias es contemplada con escepticismo. "No habrá guerra porque no es ventajosa para nadie", señala Igor. "Habrá guerra cuando los intereses del complejo militar industrial norteamericano choquen con los nuestros en el mercado mundial", -dice Fedor. "A los norteamericanos les es rentable vender armas. A nosotros, no", dice Aleksandr. "No te olvides de que le vendemos armas a Oriente Próximo", le espeta Fedor. "Y si nosotros no lo hiciéramos lo harían los norteamericanos", apostilla.

¿Qué esperan estos jóvenes soviéticos de la cumbre? "Que haya un deshielo y que comiencen a funcionar las empresas mixtas. Los norteamericanos deben ayudarnos", afirma con gran convicción Fedor. "Sí, ayudarnos", corea Aleksandr.

Coinciden finalmente en la impresión de que se sentirían desvalidos si les trasladaran de golpe a EE UU. ¿Qué harían? Aleksandr se colocaría como un simple trabajador en una empresa". Mijail buscaría a alguien que hubiera emigrado de la URSS y "le preguntaría lo que hay que hacer para que no me engañaran".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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