NUEVOS FRENTES EN CENTROAMÉRICA

Ungo propone el 5 de diciembre como fecha para reanudar las negociaciones

Antonio Caño

San Salvador - 24 nov 1987 - 00:00CET

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Guillermo Ungo, presidente del Frente Democrático Revolucionario (FDR), ala política de la guerrilla salvadoreña, llegó ayer a San Salvador tras siete años de exilio y casi dos días después de que lo hiciera su correligionario Rubén Zamora. Ungo propuso en el mismo aeropuerto la fecha del cinco de diciembre para la reanudación de las conversaciones con el Gobierno de Napoleón Duarte. Las dificultades para los dirigentes rebeldes que regresan del exilio ya han empezado. El presidente Napoleón Duarte les ha advertido, por medio de la Prensa, que no existen condiciones negativas para que desarrollen su actividad política en el interior del país. Como respuesta, Rubén Zamora, el primero de los líderes del que inició la aventura de la reincorporación, ha acusado a Duarte de haber dado, con sus palabras, "carta blanca a los escuadrones de la muerte" para que puedan actuar contra los retornados.

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El ambiente en San Salvador se ha enrarecido considerablemente a raíz de las declaraciones hechas por Duarte el pasado domingo. El presidente dijo que los dirigentes del FDR serán considerados corresponsables de las acciones militares del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Duarte afirmó ante los periodistas que nadie puede garantizar en estos momentos la seguridad de Zamora y Ungo, y que el FMLN les había enviado aquí "para sacrificarlos".

La ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) había proclamado en días anteriores que si se concede al FDR el derecho a actuar políticamente al mismo tiempo que mantiene un brazo armado, también a su partido debería permitírsele constituir su propia organización militar.

La Prensa salvadoreña, en su totalidad de derecha y extrema derecha, arremetía ayer contra lo que denominaba "show izquierdista" en las calles de San Salvador y mencionaba "la hipocresía" de Zamora por comulgar el pasado domingo "cuando es bien sabido que los comunistas no creen en Dios". Las Fuerzas Armadas, por ahora, guardan silencio.

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