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Fraga deja la cátedra a causa de su "insólita" jubilación

Un millar largo de personas se agolpaba a mediodía de ayer en el aula 1 de la facultad de Ciencias Políticas de la universidad Complutense de Madrid. No hay ya asientos ni pasillos. A las 12.05, retraso casi inédito en toda una trayectoria académica de más de 40 años, hace su entra da el catedrático de Teoría del Estado y Derecho Constitucional. Su nombre es Manuel Fraga y ese día cumple 65 años. La ley "que ha hecho este Gobierno" le obliga a jubilarse a esa "edad, insólita en todos los países de nuestro entorno cultural".

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No obstante, Fraga, según profesores de su cátedra, desde 1978 ya no daba clases, dado que se hallaba en excedencia por su actividad política.La mayoría de los asistentes son dieciochoañeros que no le han tenido como profesor. "Mis profesores de Derecho, que fueron alumnos de él, me han recomendado vivamente que viniera. Es uno de los profesores más prestigiosos que ha habido. Hoy es casi un hecho histórico", dice una jovencita.

Entre los contados ex alumnos de Fraga presentes figuraba la actual ayudante de esta cátedra, María Jesús Merchán, quien afirma que Fraga, pese a su ausencia de la universidad, aún cuenta con un respeto enorme de la gente. Y asegura que el Fraga académico era muy distinto del Fraga político.

En el aula, dice Merchán, su hablar era "pausadísimo" y nunca mentó los garbanzos.

Entre los presentes ayer no faltaban los políticos -Antonio Hernández Mancha, su sucesor- en la presidencia de Alianza Popular; Alberto Ruiz Gallardón, vicepresidente del partido, y José Antonio Segurado, presidente del Partido Liberal- ni los académicos, como el rector de la Universidad Complutense, Gustavo Villapalos.

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Fraga afirmó en su última lección que hay que eludir tanto una visión optimista como pesimista de la realidad política, aunque muchos asistentes habrían jurado que el veterano político repetía, dulcificado por un tono academicista, sus discursos catastrofistas de antaño. Dejó caer que cuando hay inseguridad ciudadana y la justicia funciona mal, el Estado hace agua.

"Cuando la familia se desestabiliza, surge el terrorismo, las bandas organizadas y el SIDA. El SIDA tiene que ver más con la desestabilización de la familia que con cualquier otro factor. Cuando yo veo un joven que ha pasado la noche del sábado en un banco, pienso en el horror de esta época: esa familia ha dejado de quererse", sentenció.

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