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Nuevo fracaso en el intento de acercamiento entre Japón y la Union Soviética

Soviéticos y japoneses trataron vanamente durante la semana pasada de romper el hielo que envuelve las relaciones diplomáticas entre los dos países. El litigio sobre la soberanía de las islas Kuriles, ocupadas por la Unión Soviética desde el fin de la II Guerra Mundial y reclamadas por Japón, continúa siendo la punta del iceberg que dificulta el entendimiento entre Tokio y Moscú. La URSS criticó la reciente decisión japonesa de autorizar a las firmas niponas de alta tecnología para participar en el programa de la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI)

Una delegación soviética, presidida por el viceministro de Asuntos Exteriores, Igor Rogachev, se entrevistó en Japón con las autoridades de ese país, y sus declaraciones de que la URSS desea mejorar las relaciones bilaterales con Japón fueron acogidas con frialdad y escepticismo.La reivindicación japonesa de cuatro islas del archipiélago de las Kuriles que fueron ocupadas por la URSS en 1945 sigue siendo un obstáculo casi insalvable para la mejora de relaciones. Las cuatro islas ocupan una superficie de 4.996 kilómetros cuadrados, y la más meridional de ellas -Kunasir- está situada a tan sólo cuatro kilómetros de la isla japonesa de Hokaido. La región es una de las zonas pesqueras más ricas del mundo.

El nuevo primer ministro nipón, el liberal-conservador Noboru Takeshita, así como su ministro de Asuntos Exteriores, Sosuke Uno, han expresado su voluntad de templar las relaciones con Moscú, pero los esfuerzos hechos para que este encuentro finalizara con éxito han sido también nulos.

Sin fecha

A pesar de haber insistido en la conveniencia de fijar una fecha para la anunciada visita del ministro soviético de Asuntos Exteriores, Edvard Shevardnadze -preludio de una futura visita a Japón del líder máximo del Kremlin, Mijail Gorbachov-, la delegación soviética no avanzó fechas, debido, según dijo, a la celebración de la cumbre entre Gorbachov y el presidente norteamericano, Ronald Reagan, prevista para diciembre próximo.En mayo de 1986, los soviéticos habían prometido a Japón una visita de Shevardnadze para antes de fin de año.

Fuentes de la diplomacia nipona indicaron que, debido al clima de frialdad de las reuniones del grupo de trabajo japonés-soviético, no pudo avanzarse en una serie de campos específicos.

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La URSS esperaba un apoyo de Japón para su proyecto de ingresar en el Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio (GATT), en el que están representados 73 países y rige las normas del comercio internacional. Japón no aceptó facilitar su aval, debido a las diferencias de estructuras de mercado que hay entre la economía socialista y las economías de mercado libre, a pesar de que otros países socialistas son miembros del GATT.

Por su parte, la delegación soviética criticó la reciente decisión japonesa de autorizar a las firmas niponas de alta tecnología para participar en el programa de la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDS), popularmente conocido como La guerra de las galaxias, orquestado por la Administración de Reagan.

El crecimiento del presupuesto de defensa en Japón, que ha superado la barrera simbólica del 1% del PIB, fue igualmente motivo de inquietud para los soviéticos. En ese sentído, el viceministro de Exteríores japonés, Takakazu Kuriyama, les recordó a los soviéticos los tres principios básicos de la política defensiva de Japón, basados en el propósito de no convertirse en una potencia nuclear, continuar la alianza defensiva que Japón mantiene con Estados Unidos y contribuir a la paz mundial.

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