Un 'todo Mozart' con López Cobos
a: obras de Mozart. Teatro Real. Madrid, 20 de noviembre.
El concierto de la Orquesta Nacional de España, dirigida por su titular, Jesús López Cobos, presentó no pocos atractivos: la presencia del maestro zamorano en un todo Mozart, la colaboración de la pianista napolitana María Tipo y la intervención solista del concertino Víctor Martín, en sus bodas de plata con la orquesta española.
En 1962, en programa dirigido por Mario Rossi, el entonces jovencísimo Martín protagonizó el Concierto en re mayor, de Mozart, que ha repetido ahora.
¿Qué ha variado en la versión? Fundamentalmente el violinista es igual a sí mismo hasta en su ímpetu juvenil; pero este joven actual es mucho más sabio y, quizá por lo mismo, mucho más sereno.
Orquesta Nacional de España
Director: Jesús López Cobos. Solistas: María Tipo, pianista; Víctor Martín, violinista. Program
Su cuarto concierto mozartiano fue el de un verdadero solista al que no ha perjudicado el largo trabajo con las orquestas. Sonó con pureza y agilidad el violín de Víctor, cantó cálidamente, vibró en lo expresivo e hizo todo un repertorio de gracia primorosa en el feliz movimiento final.
Antes, María Tipo, pianista-música bien conocida (Nápoles, 1931), nos dio su expresiva visión del Concierto para piano en do mayor, K. 503.
Contemporáneo de la Sinfonía Praga, creado entre Las bodas de Fígaro y Don Juan, en el año 1786, diríase que el Mozart teatral ha vertido mucha de su naturaleza en este concierto grave, trascendente, casi beethoveniano, si no fuera por el movimiento final, en el que reaparece una ingenua gavota de Idomeneo.
La profesora Tipo tocó con belleza sonora, delicado concepto, libertad efusiva y, en todo caso, con mucho talento. López Cobos y la Nacional colaboraron con fidelidad en ambos conciertos, aunque la ejecución no fuera siempre limpia.
Secreto
Tuvo la Orquesta Nacional de España su gran momento en la segunda parte, con una Sinfonía Júpiter digna de recordarse. La ha dirigido Jesús López Cobos varias veces en los últimos tiempos, y esto le nota. Una agrupación sinfónica ha de vivir un autor como el salzburgués, y vivirlo es frecuentarlo, profundizar cada día más en su verdad y su secreto. En este sentido, el caso de la Júpiter y la Nacional me parece aleccionador.Del medianísimo recuerdo de la primera vez que se la escuchamos -y me refiero, por supuesto, a la Orquesta Nacional de España actual- a los serios, brillantísimos, bellísimos resultados de anteayer media gran distancia.
López Cobos posee una idea equidistante de lo escultórico y lo dramático, y su Júpiter es conmovedor. Menudearon los aplausos para todos, pianista, violinista, orquesta y maestro. Estaban bien merecidos.
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