La producción industrial norteamericana aumentó un 0,6%, en octubre, con una incidencia especial del sector automovilístico

Ayer se publicó en Estados Unidos el índice de la producción industrial correspondiente al mes de octubre, que ha registrado un incremento del 0,6%, frente a su inmovilidad de septiembre. Esta cifra viene a confirmar el crecimiento sostenido en el que se encontraba la economía norteamericana hasta que se produjo la caída de Wall Street el pasado 19 de octubre.Durante los últimos doce meses, el crecimiento ha sido del 5,1 %, lo que supone según la Casa Blanca una buena señal de la fortaleza de su economía.

Igualmente, el nivel de stocks aumentó un 0,6% frente a un alza del 0, 1 % en septiembre, según informa Shearson Lehman.

Sin embargo la mayor parte de los economistas consideran que tendrán que transcurrir varios meses para que se produzca el contragolpe del crash y se refleje en las estadísticas oficiales.

El automóvil ha sido uno de los principales protagonistas de esta recuperación de la actividad industrial durante el último mes con un incremento de su ritmo de producción que ha pasado de los 6 millones de vehículos por año que fabricaban en agosto y septiembre, a 7,3 millones que han alcanzado en el mes de octubre.

El dólar por su parte registró fuertes alzas en la sesión de ayer aunque retrocedió al final de la misma como concsecuencia de los comentarios contradictorios del presidente Reagan, quien manifestaría que un alza de, los impuestos sería un mal paso. Estas afirmaciones se contradicen con sus declaraciones del fin de semana que sirvieron para inyectar una dósis de optimismo a los mercados.

Mientras tanto en Europa se reunían los ministros de Economía y Finanzas de la CE, y ya antes de que se iniciase la reunión, los ministros francés y alemán, Edouard Balladur y Gerard Stoltenberg, se entrevistaron a solas y mantuvieron contactos con su homólogo británico Nigel Lawson.

A lo largo del Consejo de Ministros los representantes de los "pequeños" o "medianos" tuvieron a veces la impresión de que la suerte estaba ya echada y apenas podían influir sobre el comunicado que finalmente deberían elaborar entre todos.