Los obispos italianos pedirán una ley contra la pornografía
Los obispos italianos acaban de celebrar en Roma un congreso sobre la pornografía, contra la cual demandarán una ley específica, mientras la diputada Cicciolina ha pedido al Parlamento que conceda permiso para ser procesada por las acusaciones de obscenidad durante la campaña electoral que le han hecho los jueces. Al mismo tiempo, en la seria y rica ciudad norteña de Módena acaba de celebrarse por vez primera un concurso de belleza de culos femeninos.
El congreso ha tenido lugar en el instituto religioso Casa Madre Amable, de Roma, y ha supuesto una dura denuncia contra lo que ellos consideran una "traición a la Constitución republicana", la cual, recuerdan los obispos, prohíbe las manifestaciones contra "el común sentido del pudor".Los obispos han llegado a afirmar, parafraseando a Marx, que en Italia, la pornografía se ha convertido en el verdadero opio del pueblo. Han recordado que prensa y cine pornográficos son incluso favorecidos por el Estado, dado que recibe dinero público una buena parte de las películas y revistas obscenas camufladas bajo la etiqueta de culturales.
Y, cifras en la mano, los obispos han revelado que el mercado de la pornografía supone al año una cifra de 100.000 millones de pesetas y que existen 50 publicaciones pornográficas, con 20 millones anuales de ejemplares y 8.000 millones de pesetas de facturación, mientras que las películas facturan 7.000 millones y las videocasetes, 30.000 millones.
Parece ser que los obispos quieren presentar en el Parlamento una ley contra la pornografía. Dicen que han llegado a tal decisión después de que muchas familias les escribieran alarmados de que cada vez más frecuentemente encuentran en las carteras escolares de sus hijos "cosas horribles".
La diputada porno Cicciolina, acusada de escándalo pornográfico y obsceno durante la campaña electoral, ha pedido al Parlamento que dé su autorización para poder ser procesada. Según ha afirmado, quiere servirse de dicho proceso como caja de resonancia para hacer una campaña a favor de la liberalización de la pornografía y para pedir que se imparta en las escuelas una clase obligatoria de sexo.
Mientras tanto, en una discoteca bien de la rica ciudad de Módena acaba de realizarse el concurso Miss Culito de Oro 87. Participaron en el original concurso nueve señoritas jovencísimas, vestidas de negro hasta los pies, encapuchadas y exhibiendo sólo, a través de un recorte oval de la túnica, su blanca piel trasera. Un jurado decidió cuál era el culito de oro, pero el premio fue entregado a las nueve anónimas, porque, "por pudor", la miss debía permanecer en el misterio del secreto.
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