Inundaciones
He de empezar diciendo que soy uno de los pocos afortunados que no han sufrido daño alguno, material ni personal, en las inundaciones que estos días está sufriendo mi tierra. Pero ello no quita para que le escriba estas letras, reflejo de la amargura y vergüenza ajena que como persona y como valenciano siento en estos momentos.Amargura y vergüenza al comprobar cómo ante una situación que se viene repitiendo desde hace más de un siglo, las autoridades han sido incapaces de arbitrar las medidas oportunas para paliar los daños en la medida de lo posible. Indudablemente, sobre el papel algo se ha avanzado; pero ello no ha servido para evitar que, por ejemplo, en Gandía y Oliva el pasado martes día 3 los ciudadanos experimentáramos una tremenda sensación de impotencia y desamparo ante la avalancha de agua que se nos venía encima; sin que alguien nos diera la sensación de poder hacerse con el control de la situación.
Y presumo que en las demás zonas afectadas ocurrió tres cuartos de lo mismo. Y para qué contar lo que está ocurriendo el día después; estamos a viernes día 6, no llueve desde hace 48 horas, y a pesar de ello los cortes del suministro de agua, fluido eléctrico o servicio telefónico son continuos. Al margen, claro está, de las casi 20 personas muertas hasta el momento y del terrible drama de los miles de personas que han perdido casas, negocios, enseres y que ahora -para ver de paliar en lo posible su desgracia- han de comenzar su mendicante peregrinaje por los organismos oficiales.
Organismos que, por su parte, han comenzado la ya clásica guerra de acusaciones mutuas de responsabilidad ajena y exculpación propia, en una especie de pim, pam, pum que movería a risa de no ser por el drama que tras ellas subyace. Y nuestra máxima autoridad autonómica, el señor Lerma, declarando a la Prensa: "Hay que intentar por todos los medios que estas situaciones no se vuelvan a repetir", seguramente lo mismo que dijo hace cinco años con ocasión de lo de Alzira y Carcagente, y muy parecido a lo que dirá -si continúa en el cargo- la próxima vez que se produzca una desgracia similar.- Constantino Villaplana García.
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