Li Peng, a caballo entre la revolución y el futuro
Sí, pero no. Éste podría ser el lema de Li Peng al frente del Gobierno de la República Popular China. Li, recién ascendido a los cielos del Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista Chino (PCCh), es un fiel reflejo del momento histórico por el que atraviesa este país asiático. Li Peng, de 59 años, encauzará los asuntos de Gobierno -de confirmarse su nombramiento- sin romper totalmente con el pasado revolucionario que legitima su actual quehacer político y sentimental.Miembro del PCCh desde que tenía 17 años, Li Peng es hijo de Li Shuoxun, uno de los protagonistas de la rebelión de Nanchang (provincia de Jiangxi) que, en agosto de 1927, dio a luz el Ejército Popular de Liberación. El padre de Li Peng cayó abatido por las balas del Kuomintang en la isla de Hainan cuatro años más tarde, cuando Li apenas tenía tres.
El pequeño fue adoptado entonces por los esposos Zhou Enlai y Deng Ying, con los que vivió hasta que, a la edad de 11 años, fue enviado a estudiar a Chongqing (Sichuan).
Descubierto por Chen Yun
Educado en la planificación central -estudió durante siete años en el Instituto de Energía de Moscú-, Li Peng habrá de ser quien empiece a dar rienda suelta a las fuerzas productivas que Mao echó en saco roto. Descubierto por uno de los economistas más ortodoxos que ha tenido el PCCh -el ahora anciano y ciego Chen Yun-, Li Peng tendrá que abrir nuevas puertas a la jaula que, según su mentor, ha de cobijar en todo momento las reformas económicas.Chen Yun cree que las fuerzas del mercado sólo han de desempeñar un papel secundario en China y que, por tanto, la reforma, o gaige -que tan buenos resultados está dando-, sólo puede funcionar dentro de una sólida estructura socialista. La jaula puede ampliarse, pero nunca tirarla por la borda y permitir que el ave de la economía remonte el vuelo a su antojo.
Li Peng, que no se caracteriza precisamente por su sentido del humor, está dispuesto a echar el freno cuando lo estime oportuno. "China necesita tecnología de Occidente, pero rechaza su modo de vida y su ideología", fue el mensaje que envió recientemente a Jacques Chirac, a través del consejero diplomático del primer ministro francés, el conde Jean-Noël Lipkowski. "Vuestra democracia no es la nuestra. No cambiaremos China. China necesita democracia, pero para nosotros esto quiere decir centralismo democrático".
"Os podéis preparar psicológicamente a que ciertos proyectos de cooperación sean rechazados o revisados", advirtió al enviado de Chirac, recalcando así una vez más que será Pekín el que marcará en todo momento el paso de la inversión extranjera en China.
El joven Li fue el principal cicerone de los dos ancianos que el 14 de septiembre inauguraron la mina de carbón Antaibao, en Pingshuo (provincia de Shanxi), la mayor aventura conjunta emprendida hasta ahora entre el comunismo chino y el capitalismo occidental
Los dos octagenarios eran Deng Xiaoping (83 años) y el presidente de la Occidental Petróleum de EE UU, Armand Hammer (de 88 años), el principal embajador occidental en el mundo comunista. Ésta era la octava vez que Hammer, verdaderamente enamorado de la finura política de Deng, visitaba China. Esta vez para poner la primera piedra de una cooperación que se traducirá en 12 millones de toneladas de carbón al año.
La presencia de Li Peng al frente de un Gobierno que, por decisión del propio partido, ganará en independencia ejecutiva se traducirá, sin duda, en un acercamiento entre China y su vecina soviética, algo que los reformistas de ambas naciones anhelan. Pero esto sólo será posible siempre y cuando "la Unión Soviética no pretenda abrazar a China", según gráfica expresión del propio Li.
Sabe ruso e inglés
Su profundo conocimiento de la URSS y del idioma ruso (también sabe inglés) le hacen parecer sospechoso de un prosovietismo que en realidad no padece. "Soy chino y miembro del Partido Comunista Chino. Actúo dentro de la línea de mi partido y en el interés de mi país", reafirmó el pasado día 2 ante los periodistas congregados en Pekín para cubrir el XIII Congreso del PCCh.Li Peng visitó dos veces la URSS en 1985, una de ellas con ocasión del funeral de Konstantin Chernenko. A principios del año siguiente, Li fue el encargado de recibir en Moscú al viceprimer ministro soviético Ivan Arkhipov para tratar sobre la modernización de las empresas industriales montadas con fondos y know how de la Unión Soviética en los primeros años de la revolución china.
Moscú y Pekín llegaron, incluso, a hablar de la posibilidad de cooperar en el desarrollo de la energía nuclear china, pero la catástrofe de la central de Chernobil echó por tierra el proyecto.
Li Peng, miembro del Comité Central del PCCh desde hace cinco años y del Politburó desde hace dos -Deng estaba empeñado en legar rostros más jóvenes y fueron los propios veteranos los que avalaron su nombramiento-, acaba de acceder al consejo de sabios del partido, en calidad de mano derecha del nuevo secretario general, Zhao Z¡yang, que ocupó la jefatura del Gobierno durante los últimos siete años.
Nacido en 1928 en la ciudad de Chengdu, en Sichuan (provincia en la que vio la luz también Deng y que Zhao elevó a las alturas del buen hacer económico durante sus años de gobernador del granero chino), Li Peng enmarca su carrera profesional en el mundo de la energía, hidroeléctrica al principio, nuclear en los últimos tiempos.
Durante la revolución cultural tuvo a su cargo el suministro eléctrico de Pekín y Nanjin, desde donde pasó, en 1979, al ministerio de Industria Energética, del que llegó a ser titular.
Nombrado viceprimer ministro en 1983, Ll Peng compatibilizaba desde 1985 la presidencia de la Comisión Estatal de Educación con sus responsabilidades en el partido: finanzas, economía y supervisión de los sectores energético, transportes y materias primas.
Las catástrofes naturales -tan comunes aún en China- exigieron repetidamente de su presencia. En el verano de 1982 dirigió las tareas para evitar que la crecida del río Amarillo se llevara por delante la presa de Longyangxia (provincia de Qinghai), y en mayo de este año participó en la extinción del mayor incendio forestal de la historia china, en la provincia de Heilongjiang, al noreste del país.
Una abuela entrañable
Lector empedernido, Li está casado con una ingeniera industrial. Sus tres hijos tienen una abuela entrañable, Deng Ying Chao, la viuda del siempre llorado primer ministro Zhou Enlai, muerto en 1976. La enérgica anciana sigue al pie del cañón, y allí estaba hace dos semanas, al igual que su hijo adoptivo, en la cabecera del Presidium del XIII Congreso, en su calidad de presidenta de la Comisión Nacional Político Consultiva.En los pasillos, un fotógrafo indiscreto plasmó para la eternidad la entrega del testigo entre madre e hijo, entre el pasado revolucionario y la nueva vía china hacia el socialismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.