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La obra se ha convertido en la pintura más cara del mundo

Los lirios, pintado por Vincent van Gogh en 1889, se convirtió ayer en la pintura más cara del mundo al ser subastada en la casa Sotheby's de Nueva York por 53,9 millones de dólares (6.144 millones de pesetas). La obra fue comprada por intermedio de un agente europeo en representación de un coleccionista anónimo. El mercado del arte internacional demuestra con esta venta un vigor inusitado frente al clima de inseguridad que ha despertado entre los inversores la crisis del mercado financiero internacional. Invertir en arte parece ser un refugio en el tambaleante mercado de valores.

Desconocido durante su vida, Vincent Van Gogh se ha convertido por tercera vez en este año en el pintor más caro del mundo. El pasado mes de marzo, Los girasoles se vendió por 5.000 millones de pesetas en una subasta de la casa Christie's y fue adquirido por una empresa de seguros japonesa. Esta misma casa vendió en junio El puente de Trinquetaille por 2.500 millones de pesetas.La subasta realizada en la tarde del miércoles (madrugada de ayer en España) se desarrolló en una sala en la que se reunió un millar de personas. La atmósfera de expectación se manifestó en todo momento y los constantes murmullos del público en la sala llegaron a su momento de mayor emoción cuando se dió el martillazo que cerró la venta de la noche. La puja empezó con el precio base de 1.660 millones de pesetas y en menos de dos minutos el precio superó los 6.000 millones de pesetas. En ese momento el público rompió en aplausos. El comprador pujó por teléfono a través de un intermediario europeo.

La obra que ha batido todos los récords mundiales del precio pagado por una pintura la pintó Vincent Van Gogh en el jardín del asilo mental de Saint Paul de Mausole, en Saint Remy de Provence, al sur de Francia, donde el pintor se había refugiado voluntariamente. Van Gogh tenía entonces 36 años y un año después se suicidó.

Los dueños

Los lirios perteneció al coleccionista Julien Tanguy, antes de pasar a propiedad del escritor simbolista Octave Mirabeau en 1892. En 1947 el cuadro pasó a manos de una célebre coleccionista de arte, la norteamericana Joan Whitney-Payson, quien lo tuvo colgado durante años sobre la chimenea de su residencia en el Estado de Maine.Su hijo, que debía a continuación exponer este cuadro en el pequeño museo dedicado a su madre, decidió ponerlo a la venta ya que le resultaba difiícil mantener un sistema de seguridad apropiado para la obra, considerada por los expertos como más importante que Los girasoles. John Whitney-Payson afirmó que utilizará el dinero ganado por el cuadro en la institución de una beca para el Westbrook College, institución donde tenía depositada la obra en calidad de prestamo.

Los expertos en cuestiones de arte habían pronosticado una posible sorpresa por el precio que podría alcanzar esta obra en el mercado y se veía la subasta de Los lirios como un indicador fiable de la orientación y fuerza del mercado del arte, ante la crisis financiera que afrontan los inversionistas.

Desde el lunes negro ya se han producido reacciones notables. Algunos marchantes de arte perciben una tendencia entre los compradores de arte a invertir en valores seguros y evitar totalmente aquellos que representen un riesgo. La demanda de obras de artistas reconocidos internacionalmente ha aumentado mientras que la de jóvenes artistas o artistas marginales no reconocidos ha descendido notablemente, según se desprende de un informe publicado por el diario The New York Times.

En las últimas semanas algunos marchantes y coleccionistas han sacado a la venta obras importantes, posiblemente con la intención de venderlas a mejores precios.

En las subastas de las semanas pasadas las mejores obras se vendieron mientras que obras de menor importancia de autores conocidos apenas pudieron superar los precios de salida. Según una información publicada en The Herald Tribune, la pintura Backwash, de Robert Raushenberg, se vendió en Sotheby's por 2.040 millones de pesetas, casi el doble de lo que se esperaba. Un día antes, en Christie's se vendió Figura con dos búhos. Estudio de Inocente X según Velázquez, de Francis Bacon, por 150 millones de pesetas. Pero obras de Jackson Pollock, Frank Stella y Mark Rothko, entre otros, no encontraron comprador.

Mercado estable

Jeffrey Deitsch, vicepresidente de los servicios de préstamos para compras de arte del Citibank, que da créditos a coleccionistas para la compra de obras de arte, afirmó que la política de préstamos del banco no ha variado desde el comienzo de la crisis financiera. "El mercado del arte es internacional", dijo, "en todo el mundo hay gente metida en todo tipo de negocios, con poca relación con la bolsa de valores y con grandes colecciones de arte. Para obras de Picasso, por ejemplo, hay muchos competidores que generan una ganancia en yens, francos, marcos o dólares".John Koegel, un abogado que representa a marchantes de arte, artistas y coleccionistas, piensa que estas importantes ventas suponen un alivio temporal al miedo a que se produzca una depresión económica. Pero todavía hay gran inestabilidad, según él, porque "la relación entre la salud del mercado financiero y el mercado del arte en Nueva York sigue siendo muy estrecha". Richard Feigen, un marchante de arte neoyorquino, sugiere que la inversión en arte se puede ver como un puerto seguro para quienes teman invertir en dólares o en la bolsa. lkkan Sanada, asesor de varios grandes coleccionistas japoneses, afirma que sus clientes "ven el arte como una inversión a largo plazo y no se sienten afectados por la crisis financiera".

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