El fiscal y la prostituta
El 22 de octubre último lo leí en EL PAÍS: el ministerio fiscal solicitó una pena de siete meses para el policía que, por imprudencia temeraria con infracción del reglamento, causó la muerte de Ana María Riaga disparándole un tiro con su arma reglamentaría en la vagina (juego erótico).Como sabemos la gente del derecho, si no hay acusación particular (y ¿quién va a actuar por una prostituta muerta contra un policía vivo?), la máxima pena aplicable es la pedida por el ministerio fiscal. Siempre es posible, claro está, que se condene a menos de lo pedido o se decrete la libre absolución. La comprensión de los jueces, a veces, es infinita...
Así pues, este policía que mató a una prostituta en la forma ya dicha acabará siendo felicitado por sus compañeros, que temieron por él y a lo mejor pensaron que podría perder su trabajo.
El Ministerio del Interior se va a ahorrar un problema -dentro de los muchos que tiene con el terrorismo, que eso sí que es importante- y no va a tener que prescindir de uno de sus funcionarios. Para eso, el Ministerio de Justicia controla todo lo relativo a la defensa del interés público a través del ministerio fiscal. "Alles in Ordnung", como dicen los alemanes, pero ¿qué clase de orden es éste?
Hace dos semanas que nos reunimos abogados, fiscales, jueces y otros hombres del derecho para tratar de mejorar la justicia, y a todos nos embarga, estoy segura, el mismo sentimiento de inutilidad. Sabemos que, queramos o no, la justicia siempre servirá para unos pocos elegidos y que habrá personas a las que nunca llegará. (Ana María, no estás sola en el reino de los cielos.)
Me gustaría formular una pregunta: ¿cómo se llama este miembro del ministerio fiscal que, a lo mejor, por no tener vagina, puede tener tanta comprensión con este acusado?- Abogada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.