Discrepo muchísimo

de las opiniones de Gregorio Salvador que aparecen en la página 8 del suplemento de Educación del martes 27 de octubre de 1987.En el apartado El español, amenazado, afirma que no pasa nada si se pierde el castellano y se gana el inglés, pues ambas son lenguas mayoritarias, pero no ocurre lo mismo si se pierde una lengua minoritaria (versus catalán, gallego o euskera), pues, según él, es una insensatez.

Señor Gregorio, como catalanohablante, me siento orgulloso de que mis hijos estudien en la escuela en su lengua materna, el catalán, y de que más adelante aprendan el castellano o el inglés.

Sé que mis hijos, de mayores, hablarán catalán normalmente, y si lo necesitan, castellano o inglés. Todas las lenguas, minoritarias o no, tienen el derecho a permanecer en quienes las hablan como vehículo normal de comunicación y expresión.

Si nos metemos en criterios de "utilidad como vehículo de expresión", me parece que, en nuestro entorno habitual, mis hijos y yo y todos los catalanohablantes no necesitamos otra lengua que el catalán, en nuestro caso el catalán meridional.

No hay que olvidar que toda lengua es un modo de expresión de una cultura diferenciada y que constituye un bien patrimonial de toda la humanidad, y ninguna lengua tiene derecho a ahogar a otra, por minoritaria que sea, bajo ningún pretexto.

Recuérdelo, señor Gregorio Salvador.- Lluís Català.