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LA REFORMA EN LOS DOS GIGANTES RUSOS

La 'glasnost' exige luchar contra la autocensura, dice el director adjunto de Tass

Anatoli Krasikov, director general adjunto de la agencia soviética Tass, afirma que la política de glasnost (transparencia) sorprende a los mismos periodistas de la URSS, acostumbrados durante décadas a autocensurarse. "Ahora tenemos que luchar contra nuestra propia autocensura" dice en una entrevista a EL PAÍS.

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Krasikov asegura que nunca, en los años que lleva en la dirección de Tass, se le ha dictado lo que debía escribir, pero se lamenta de las dificultades que ha tenido y tiene para enterarse de lo que realmente sucede. "La glasnost se ha traducido en un mejor acceso a las fuentes de información", añade.Krasikov vino la semana pasada a España para asistir al congreso de la Asociación de Amistad España-URSS -de la que es vicepresidente-, celebrado en Zaragoza. Observador desde 1966 de lo que llama la "perestroika (reestructuración) española", confiesa que la evolución de este país le ha impresionado "profundamente".

Para quien ocupa uno de los puestos de máxima responsabilidad en la difusión de las noticias soviéticas, el fuerte sentimiento de amenaza exterior que ha vivido la URSS desde la Revolución de 1917 "explica, aunque no justifica, ciertos aspectos de la vida y la política soviética, incluido el estalinismo". Sin embargo, considera que actualmente no existen razones para sentirse amenazado, porque el "mundo es interdependiente y la seguridad de unos es la seguridad de todos". De ahí, que insista en que la apertura ha de ser mutua: De la sociedad internacional para con Moscú y viceversa.

Soluciones al estancamiento

Con dos libros sobre España y otro en puertas, España y la política mundial medio siglo de historia política de España, que aparecerá a finales de 1988, Krasikov destaca como el aspecto más positivo de la perestroika, el lograr interesar a toda la población soviética en la búsqueda de soluciones al estancamiento que sufre el país, aunque "hay demasiadas personas acostumbradas a no pensar"."La primera resistencia a la perestroika está en el interior de cada individuo, todos quieren vivir mejor y pocos quieren esforzarse", añade.

Quien se congratula de conocer personalmente el amplio abanico de los políticos que desempeñaron un papel en la democratización de España -desde Manuel Fraga Iribarne a Dolores Ibárruri, pasando por Felipe González-, subraya que el KGB (Comité de Seguridad del Estado) no puede ser considerado una organización monolítica, y concluye que la oposición a la perestroika, más que en el KGB hay que buscarla en las filas del Ejército, "donde algunos viejos generales se han acostumbrado a un modo de vida que no quieren dejar". Y añade: "La gente no está aún por el cambio. Hay que hacer un esfuerzo, y eso no es fácil".

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