Cuatro sectores del PSOE confluyen en su oposición a la política económica del Gobierno
Cuatro sectores del PSOE independientes entre sí confluirán en el próximo congreso de partido -enero de 1988- en su oposición a la política económica del Gobierno, y uno de esos grupos intenta articular a los demás para que durante la reunión del máximo órgano socialista tales discrepancias puedan aglutinarse con un portavoz único. Sus cuatro sectores están formados por el sindicato UGT, ex altos cargos de la Administración, la corriente Izquierda Socialista y algunos dirigentes regionales que creen haber sufrido en los comicios del 10 de junio un castigo que en realidad iba dirigida, al Gobierno.
Los promotores de la idea de a grupar las voces discrepantes son varios ex altos cargos, entre los que se encuentran los diputa dos Mario Trinidad y Luis de Velasco -ex subsecretario de Cultura y ex secretario de Estado de Comercio-, Juan Francisco Martín Seco -ex secretario general de Hacienda-, Julián Campo -ex ministro de Obras Públicas-, Pedro Sabando -ex subsecretario de Sanidad- y el diplomático Fernando Valderrama, actual asesor ejecutivo del gabinete del Instituto de Cooperación Iberoamencana. Este grupo, al que se suman otros ex altos cargos, ha mantenido reuniones periódicas desde la primavera pasada.Una de sus pretensiones iniciales es llegar a acuerdos con Joaquín Leguina, presidente de la comunidad autónoma de Madrid y secretario general de la, Federación Socialista Madrileña; y Ricardo García Damborenea, secretario general de los socialistas vizcaínos, aunque quieren hacer partícipes de sus propuestas a todos los responsables de la organización.
Los promotores de esta iniciativa acordaron anteayer redactar un documento que tiene dos destinatarios: la opinión pilíblica, y responsables del partido "con capacidad de decisión". El texto tendrá como epígrafés la definición del proyecto socialista, apertura de una nueva etapa de gobierno del PSOE y definición de un nuevo modeIo de crecimiento económico.
Según el diputado Mario Trinidad, esta iniciativa "no es una conspiración". Precisamente aseguran que les mueve "la multiplicación actual devoces", que puede dar la imagen de que el partido es "una jaula de grillos". "Queremos ver si tedas esas voces pueden expresen ordenadamente", en referencia a las suyas propias, la de Leguina, García Damborenea y el dirigente socialista catalán Raimon Obiols, entre otros. Este grupo es de los que considera que UGT "debe jugar un papel esencial en el proyecto socialista".
A este respecto, el dirigente vasco Ricardo García Damborenea, afirmó ayer que "la única articulación posible es que en el congreso del partido cada uno coja su papeleta y vote las enmiendas que quiera; ahí pude haber apoyos concretos, pero sin que eso responda a un apoyo previo". García Damborenea opina que aunque no se puede hablar de "articulación de un frente" para el próximo congreso, sí se dará la situación de que "quien tenga algo que decir que lo diga porque además es su obligación". Este dirigente también se alinea con el sector del partido favorable a cuidar en extremo la unidad con UGT, frente a los que la consideran "un estorbo".
Conferencia sobre UGT
A pesar del deterioro de las relaciones entre ambas organizaciones socialistas, los miembros de la ejecutiva del partido consideran que este debate no debe ser trasladado al 31º Congreso, sino que requiere un tratamiento monográfico, que puede realizarse después del congreso en una conferencia extraordinaria.
Durante estos días han coincidido en el seno del PSOE el caso Castellano -quien acusó al secretario de organización, Txiki Benegas, de tener negocios en común con el conservador Abel Matutes-, y el conflicto en Izquierda Socialista por la salida de esta corriente de uno de sus más destacados dirigentes, como es Carlos López Riaño; pero los problemas con el sindicato son el máximo centro de preocupación en la dirección del PSOE.
Por eso algunos sectores del partido opinan que la "redefinición" de las relaciones entre UGT y PSOE debe tratarse en el 31º Congreso del partido del mes de enero, algo que en ningún caso quiere la dirección y tampoco, al menos hasta ahora, lo desea UGT.
No obstante, algunos miembros de la dirección del PSOE reconocieron ayer que la cuestión debe ser abordada, y abogan por una conferencia monográfica al respecto, que se celebraría después del congreso. Esta posibilidad también es recogida en la ponencia marco preparada para el congreso, en la que se pasan muy por alto las relaciones entre ambas organizaciones.
Según un miembro de la ejecutiva, el problema del PSOE es que no se "resigna a desprenderse de una política sindical. No nos engañemos, hasta ahora la política sindical de UGT era la del PSOE, la que se hacía en el partido".
No todo es coincidencia en el PSOE respecto a cuál debe ser el papel del sindicato en relación con el partido hermano, aunque todos coinciden en dividir las opiniones "entre los que consideran imprescindible el papel de los sindicatos en general y el de UGT en particular y los que ven la ocasión de que el PSOE se aleje absolutamente del sindicato". Entre los primeros, aunque se da la sintonía de rechazar la postura "radical" del secretario general de UGT, Nicolás Redondo, hay quienes creen en la necesidad de la fraternidad entre ambos, y otros que no quieren ver a UGT "ni de lejos".
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