El maquillaje teatral ha cambiado profundamente, según Chass Llach
El especialista madrileño ha trabajado en los montajes londinenses de 'Amadeus' y 'Cats'
El diseñador de figurines, maquillaje y peluquería teatral Chass Llach, un especialista español que ha trabajado con la Royal Shakespeare y el Teatro Nacional británicos y en grandes musicales como Cars y Edra, colabora actualmente con el Centre Dramitic del Vallés (CDV). Llach, madrileño descendiente de catalanes, señala que el maquillaje teatral ha cambiado profundamente en los últimos años, en respuesta a las transformaciones experimentadas en el campo de la iluminación.
Chass Llach está vinculado al Det Norske Teatret, de Noruega, país en el que reside desde hace cuatro años y donde se ha convertido en un experto en los clásicos nacionales. Allí, además, enseña en la Escuela de Arte Dramático. Su contrato termina pronto, y proyecta volver a España a ejercer su profesión y realizar labores pedagógicas. De momento, piensa colaborar también en la próxima producción del CDV, La disputa, de Marivaux.Llach abandonó España hace 16 años. En Londres se matriculó en el College of Arts, donde cursó estudios de escenografía y figurinismo. "No existen, en cambio, escuelas de maquillaje, y tuve que aprender trabajando con profesionales; después de un tiempo como ayudante de diseño teatral comencé mi labor como independiente. Mi primera gran oportunidad fue Evita: trabajé como ayudante de la diseñadora de ropa, y se me permitió crear algunos elementos de la obra.
Llach ha participado en cerca de 80 espectáculos, entre ellos, Amadeus, de Peter Hall; Guys and dolls, de Trevor Nunn; La tienda de los horrores, y Cats. "Eramos un grupo de cinco personas", dice a propósito de este musical, "y creamos todos los maquillajes y pelucas de la obra. Tuvimos que materializar los carácteres de los personajes, gatos con virtudes y defectos humanos; lo más dificil fue conseguir un maquillaje animal pero que permitiera la expresión de pasiones humanas, encontrar un equilibrio entre lo humano y lo animal. Hubo que crear también pelucas muy especiales, todas de pelo de yak, teñidas de muchos colores para conseguir la variedad de pelajes felinos; fue preciso tener muy en cuenta la iluminación que era sofisticadísima, y el vestuario; nuestro trabajo tenía que armonizar con todo".
Sin embargo, el trabajo en Cais no es el que ha dejado más satisfecho a Chass Llach: "Fue un trabajo muy obvio, prefiero otros de más matiz, aquellos en que no se nota tanto tu mano, o que no se nota en absoluto. Prefiero los espectáculos de teatro contemporáneo y, sobre todo, las obras naturalistas, que, por otro lado, son las más difíciles de maquillar. Requieren una perfección total, son un verdadero reto".
No le gusta hacer, en cambio, maquillajes de ballet y ópera. "Son maquillajes de imagen fija; el esfuerzo físico en danza y los movimientos exagerados de la cara de los cantantes, a causa de la técnica de la voz, requieren rasgos muy claros, verdaderas máscaras. El teatro es más vivo".
En cuanto a resultados técnicos, el especialista recuerda particularmente un montaje de El sueño de una noche de verano con la Royal Shakespeare. "Una producción muy de vanguardia. Los duendes, que suelen estar interpretados por niños, aquí se confiaron a actores de más de 60 años; el maquillaje era importantísimo, porque debían aparecer y desaparecer estando, sin embargo, siempre en escena. Creamos un maquillaje mimético, igual al fondo".
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