La intervención de Reagan detuvo la caída en Wall Street, aunque no sirvió para recuperar la confianza
La intervención del presidente Reagan ante las cámaras de televisión en la noche del jueves (madrugada en España), junto a las buenas noticias facilitadas por el Gobierno sobre la marcha general de la economía norteamericana, detuvieron ayer la caída en el mercado de valores de Nueva York, cuyo índice Dow Jones para los valores industriales cerró a 1950,76 puntos, con una pequeña alza de 33 centésimas de punto sobre la jornada anterior.La aceptación como inevitable por Ronald Reagan de una subida de los impuestos, a fin de reducir el déficit, influyó favorablemente sobre los operadores bursátiles y del mercado de divisas, cuya opinión definitiva está aún pendiente de lo que pueda ocurrir este fin de semana con la rumoreada reunión del grupo de los siete (g-7) países más desarrollados de Occidente.
Según datos oficiales, la economía norteamericana continúa creciendo a un vigoroso ritmo (3,8% y la inflación está controlada (el índice de precios al consunio sólo subió un 0,2% en septienibre).
Wall Street, que ayer cerró dos horas antes, como lo hará el lunes, para poder procesar la montaña de órdenes de estos últimos días, en los que el volumen ha llegado a los 600 millones de acciones diarias, mostró ayer signos de estabilización. Pero las promesas de Reagan y los buenos datos de la economía no fueron suficientes para producir una recuperación importante.Enfrentado con la crisis más grave de los mercados financieros desde que llegó a la presidencia, hace casi siete años, Reagan, tras una semana de vacilaciones, se comprometió en la madrugada del viernes (hora peninsular) a negociar con la oposición demócrata en el Congreso la reducción del déficit fiscal. Para ello, tragándose un compromiso que mantiene tozudamente desde que fue elegido, el presidente está incluso dispuesto a considerar una subida de impuestos.
Calmar los mercados
Pero las promesas de Reagan, forzadas por la necesidad imperiosa de calmar a los mercados en todo el mundo, demostrar liderazgo y confortar a los inversores, no tuvieron ayer los efectos esperados en las bolsas de Londres y de Tokio, que continuaron retrocediendo. En EE UU, medios financieros y políticos mantienen su escepticismo sobre la posibilidad de reducir sustancialmente el déficit presupuestario, que en el año fiscal que concluyó el 30 de septiembre se cerró con unos números rojos de 148.000 millones de dólares.La conferencia de prensa de Reagan fue calificada de "muy decepcionante" por Peter Cohen, presidente de Shearson Lehman Brothers, una de las grandes firmas de Wall Street, que dijo ayer que Reagan manifestó una comprensión insuficiente del mercado de valores y de la economía. El presidente pidió calma y afirmó que lo ocurrido esta semana "es sólo una cosa de la bolsa y no hay signos de una próxima recesión o de malos tiempos; se trata únicamente de una corrección que debió producirse antes".
Si no llevan a cabo cambios fundamentales en los dos déficit, el fiscal y el del comercio exterior, que están en el fondo de la inestabilidad económica mundial, no se calmarán los mercados, advirtió ayer el presidente del American Stock Exchange. Los 23.000 millones de dólares más de reducción a los que apuntan la Casa Blanca y el Congreso, en negociaciones que comenzarán el martes, no seconsideran suficientes para atajar el problema estructural del déficit.
Pero al menos el desplome del índice Dow Jones (508 puntos, un 22% del. valor total de la bolsa), el lunes negro 19 de octubre, ha servido para que Reagan, forzado por el pragmatismo de sus asesores -el secretario del Tesoro, James Baker; el jefe de su gabinete, 'Howard Baker, y el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan-, acepte negociar uno de los principios básicos de las reaganomics: no subir los impuestos. "Negociaré sin condiciones, y sólo queda excluida la seguridad social, que es intocable dijo el presidente en su conferencia de prensa.
Reagan reiteró su oposición filósofica a un aumento de la presión fiscal, sobre todo del impuesto sobre la renta, pero señaló que sólo sería aceptable una subida de impuestos que no sean nocivos para el desarrollo de la economía.Ayer, en un nuevo discurso pronunciado en Washington, defendió la solidez de la economía de EE UU y prometió que 11 vamos a poner la casa en orden", pero sobre todo reduciendo el gasto público.
Después de la semana negra en Wall Street, pocos economistas predicen aún una recesión el año que viene, pero han reducido a la baja sus pronósticos.El buen comportamiento de la economía desde julio, hasta septiembre se debe a un relanzamiento del consumo y de la inversión empresarial. Ahora se teme que el desplome de la bolsa mine la confianza de los ciudadanos, que dejen de consumir al ritmo actual.
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