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Fracasa el simulacro de accidente nuclear en la central Vandellós 2

Àngels Piñol

El simulacro de emergencia exterior de la central nuclear Vandellós 2, que se puso en práctica ayer desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde, sirvió para evidenciar las carencias del Plan de Emergencia Nuclear de Tarragona (Penta), que debería aplicarse en el caso de un accidente real. La culminación de las deficiencias del simulacro se produjo cuando dos de los autocares que tenían que acceder a la urbanización de La Almadraba, la zona supuestamente más contaminada, para evacuar a la población, no pudieron doblar una curva cerrada, y el tercer autobús no consiguió atravesar el arco de un puente demasiado estrecho. El simulacro no incluía la movilización real de la población supuestamente afectada.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) deberá decidir ahora si el plan ejecutado ayer garantiza la seguridad de los habitantes y, en consecuencia, conceder o denegar la puesta en funcionamiento del reactor.Esta misma mañana se celebrará una reunión entre el gobernador civil de Tarragona, Vicente Valero, y los alcaldes de los cinco municipios afectados (Vandellós, Mont-roig, Pratdip, Tivissa y l'Ametlla, que reúnen unos 14.700 habitantes) para hacer un balance pormenonizado del ejercicio. Ningún alcalde se pronunció ayer abiertamente en contra, aunque responsables del Ayuntamiento de Mont-roig insinuaron el peligro de que el reactor de Vandellós empiece a producir energía.

El siniestro fingido sobre el que se montó la operación fue una supuesta avería en el circuito circular del reactor de la nuclear, que habría contaminado el edificio de contención provocando un escape de radiactividad. La zona supuestamente afectada fue la del radio de los tres kilómetros donde se encuentra situada la urbanización costera de La Almadrava, en el municipio de Vandellós, y la playa de Calafat. A las 9.30 horas, tras decretar una fase previa de alerta, se ordenó la hipotética evacuación de la población.

Pero las previsiones del Centro de Cooperación Operativa (CECOP), instalado en el Gobierno Civil, no se cumplieron. La megafonía de los coches de Protección Civil fue deficiente y prácticamente inaudible, y hubo interferencias entre la emisora de transmisiones, situada en el camping de la urbanización, y la del Ayuntamiento. El desastre fue mayor, sin embargo, cuando los tres autocares que debían haber evacuado supuestamente a los habitantes de la urbanización no consiguieron llegar hasta ella. Dos de ellos quedaron atrapados en una de la! curvas cerradas que conducen hasta el centro de La Almadrava, mientras que el tercero no pudo acceder a la carretera interior de la urbanización al no poder pasar por el arco de un puente.

En Mont-roig no se constituyó el grupo sanitario porque los farmacéuticos no disponían de aparatos detectores de radiactividad ni los servicios médicos habían recibido las pastillas anticontaminantes que deberían haberse distribuido.

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