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Consternación entre dirigentes del PSOE por la ruptura de la unidad

JUAN G. IBÁÑEZVarios miembros del Gobierno y de la Ejecutiva Federal del PSOE expresaron ayer su costernación por la renuncia de Nicolás Redondo y de Antón Saracíbar a sus escaños como parlamentarios socialistas, si bien ninguno de ellos quiso ahondar en los motivos que han determinado esta decisión y en la posibilidad de haberlos atajado mediante algún tipo de acuerdo.

Enrique Múgica, responsable de política institucional en la ejecutiva del PSOE y amigo personal de Nicolás Redondo desde hace más, de 15 años, opinó anoche que su abandono del Grupo Parlamentario Socialista "es un hecho negativo que debiera. haberse evitado". "Hay que encuadrarlo", precisó Múgica, "dentro de la actual relación conflictiva que se da en la familia socialista. Pero esta relación difícil entre la dirección del partido y del sindicato ha de superarse o, de lo contrario, el proyecto común podría encallar, ante la incomprensión de una parte importante de la opinión de izquierdas".

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El ministro del Interior, José Barrionuevo, coincidió, asimismo, en considerar la renuncia de Redondo como una mala noticia".

El secretario de Estado de Hacienda, José Borrell, lamentó también la decisión del secretario general y del secretario de organización de UGT, a la vez que defendió que "se ha hecho todo lo posible" para llegar a acuerdos entre el Gobierno y la UGT.

Supervisión de González

Tanto él como otros altos cargos gubernamentales que son a la vez diputados socialistas, comentaron en conversaciones privadas que los desacuerdos de UGT no pueden ser atribuidos al área económica del Gobierno, toda vez que la política de Economía cuenta en todo caso con la supervisión de Felipe González.

El secretario general de la Federación Socialista Madrileña y presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, comentó, por su parte: "Yo creo que en cualquier diálogo, por mucha razón que tenga una de las partes, algo de razón tiene también la otra. No se puede pretender tener siempre toda la razón, aunque sólo sea porque eso es inaccesible para cualquier humano. Me gustaría que el Gobierno reflexionase y reconociese que en algunas cosas se ha equivocado".

Alejandro Cercas, que formó parte de la delegación del PSOE que el viernes pasado dialogó con una representación de la ejecutiva de UGT para intentar llegar a un acuerdo sobre los Presupuestos del Estado para 1988, reconoció que la decisión de Redondo y Saracíbar "es profundamente honesta y coherente con sus postulados, pero contradictoria con la necesaria unidad de la UGT y el PSOE".

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