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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Libreros y profesionalidad

Leí el pasado 24 de septiembre la gacetilla del señor Arroyo y quiero suponer que es fruto de una mala experiencia. Ya se sabe aquello de que "cada uno cuenta la feria según le va en ella". El comienzo de su escrito sí que es una realidad. "El ser librero no es ninguna ganga", dice. ¡Qué verdad!Puede pensar: pues que cojan otra profesión u otro negocio. Si se pregunta a cualquier librero con ciertos años de experiencia en el negocio, le contestará, con muy pocas excepciones, que no escogería esta profesión si volviera a nacer. Pero ¿qué ocurre?: que se lleva en la sangre y se sigue en la lucha.

Habla el señor Arroyo de profesionalidad y cita casos, digamos que curiosos. Hasta cierto punto estamos de acuerdo en esta falta de profesionalidad. Menos mal que reconoce que hay excepciones.

Por lo que deduzco de su escrito, ha debido tener dificultades para encontrar algún libro de texto. No me sorprende. En su peregrinar habrá vivido las aglomeraciones y otras molestias. ¿Por casualidad no buscaba algún libro que en el colegio de sus hijos no le han proporcionado?

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Si es así, no me extraña su peregrinaje. Los libreros vendemos lo que dejan. Esto es: el libro que el colegio no ha proporcionado al alumno por determinadas causas. Porque está agotado, porque no se lo ha servido el editor o distribuidor, porque la edición no ha aparecido a tiempo del comienzo del curso, etcétera.

¿El señor Arroyo cree que en 15 días un sector como el librero puede absorber el volumen de clientes estudiantes que hay en Barcelona teniendo la estructura que tiene?

Con esto podría parecer que doy la razón al último párrafo de su escrito: "La solución para evitar que la gente no pierda el tiempo es muy fácil: autorizar la venta directa de libros de texto a través de colegios, como se venden de forma directa otros tipos de obras. Si los libreros pierden parte de sus ingresos y ven amenazada su subsistema, se deberá, en buena parte, a su propia incompetencia".

Qué bien le ha quedado este final. No conoce de la misa la mitad. No es por ahí donde hay que buscar la solución. Bastante luchamos los libreros para dignificar nuestra profesión y poder subsistir. Sólo faltan gacetillas como ésa para que el público entre menos en las librerías "a perder el tiempo". De cuando en cuando, el señor Arroyo debería escribir a nuestro favor, ensalzando alguna cualidad, que alguna encontrará, para atraer a la gente que lea y compre libros en la librería.-

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