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Ocho heridos leves al estallar una bomba en el consulado de EE UU en Barcelona

Un artefacto de mediana potencia estalló a la una de la tarde de ayer en el consulado de EE UU en Barcelona, situado en el número 33 de la vía Layetana, a unos 300 metros de la Jefatura Superior de Policía. La bomba, un artefacto de fabricación casera, causó heridas leves a ocho personas, tres de las cuales continuaban anoche hospitalizadas, y distintos daños materiales. El atentado, que fue reivindicado por Terra Lliure, coincide! con la presencia en la ciudad de una delegación de empresarios norteamericanos.

El artefacto fue colocado en el rellano de la cuarta planta, donde tiene su sede el consulado. Se trata de una estancia rectangular con cuatro puertas de acceso a la oficina diplomática. El perímetro se cierra con la caja de escalera y con la caja de ascensores. La bomba, instalada en el interior de una bolsa, fue depositada junto a una de las puertas situadas en frente de las que utiliza habitualmente el público. Este acceso a la sede diplomática está vigilado habitualmente por un circuito cerrado de televisión, que cubre todo el rellano, y por dos agentes uniformados del Cuerpo Nacional de Policía. En el momento de la explosión los agentes se encontraban en el interior del consulado.El estallido causó heridas leves a ocho personas, entre ellas algunos empleados del consulado, y cuantiosos daños materiales en las cristaleras y puertas del edificio, aunque su estructura no quedó afectada. La parte más dañada es la escalera, que, de momento, deberá utilizarse de "forma restringida", informó un portavoz de los bomberos.

De las ocho personas ingresadas en centros hospitalarios, sólo tres permanecían anoche internadas: Andrés Sánchez Venteo, con traumatismo craneal; Juan Valentín García Romero, con contusión torácica, y María Jesús Maeso, con contusiones diversas.

Minutos después del suceso, fuentes policiales consultadas en Madrid por la agencia Efe especularon con la posibilidad de que el atentado hubiera sido perpetrado por un grupo árabe. Horas después, a las 18.50, una llamada anónima al Diari de Barcelona reivindicó el atentado en nombre de Terra Lliure. Fuentes gubernativas no concedieron, en principio, credibilidad a esta reivindicación, aunque "las características y composición de la bomba, un artefacto casero", no descartan que se trate de la organización terrorista catalana.

El atentado coincide con la presencia en Barcelona de un grupo de empresarios norteamericanos, cuyo viaje había sido organizado por el propio consulado en colaboración con la Cámara de Comercio, la Generalitat y el Ayuntamiento. La misión, integrada por ejecutivos de 17 empresas, llegó el pasado 13 de octubre con el propósito de establecer acuerdos de colaboración a distintos niveles, desde nombrar agentes a conceder licencias de importación, sin descartar la creación de joint ventures -asociaciones para nuevos proyectos- con firmas españolas. Cada empresa norteamericana ha concertado citas con una docena de empresas españolas.

Desde hace ocho años Barcelona no recibía una misión de este tipo. La canalización de la inversión procedente de Estados Unidos hacia Madrid se había convertido casi en un norma, mientras Barcelona atraía el capital japonés, francés y alemán. A ello había contribuido en buena parte la proximidad del Gobierno y la posibilidad de negociar en mejores condiciones sobre todo en el caso de grandes compañías.

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